Casi 200 millones de ejemplares se editaron en España en 2021 (de los que se vendieron alrededor de 174 millones). Solo en el día de Sant Jordi se han vendido este año 1.8 millones de libros. Sería un desastre medioambiental si no fuera porque la industria editorial ha apostado por la sostenibilidad.

Bosques sostenibles

Por la imprenta CPI Black Print de Barcelona pasan cada año 15 mil toneladas de papel nuevo. A día de hoy el papel reciclado no es una opción puesto que es más caro de producir y de mala calidad para ser convertido en libro. La madera con la que se fabrica proviene de bosques de gestión sostenible. Son bosques en los que plantan todo lo que extraen y garantizan que no se pierde masa forestal del país.

Existen varios sellos que certifican que también el traslado se hace reduciendo las emisiones de carbono y que además son una industria que ayuda al desarrollo de la población local. Algunos de ellos alabados por asociaciones ecologistas que garantizan lo que prometen.

Oficinas "verdes"

Hay editoriales que llevan la sostenibilidad un paso más allá. Hablamos de Errata Naturae, una pequeña editorial en la que la energía que consumen en la oficina proviene de fuentes renovables, evitan desplazarse en avión (aseguran que hace años que no lo hacen), siempre que pueden realizan las reuniones por videollamada e incentivan con una subida salarial del 5% que los empleado se trasladen a la oficina andando o en bicicleta.

Rubén Hernández, editor de Errata Naturae, nos confiesa que ellos trabajan cada día teniendo en cuenta factores como las emisiones de carbono, pero que a día de hoy resulta completamente imposible que un libro llegue al lector 100% verde, pero sí nos animan a fijarnos en este tipo de detalles.

"Debemos hacer un ejercicio de sensibilización", dice Hernández, "porque no es lo mismo un libro editado en China con un papel sin ningún tipo de certificación que un libro impreso en España". Para que el sano hábito de la lectura deje huella solo en el lector, no en el planeta.