En Osebol, el tiempo avanza a un ritmo diferente. Perdido en el norte de Suecia, con 200 habitantes en verano, no llegan a los 80 en invierno. Sus paisajes, prados rodeados de bosques, un río que suele llevar grandes trozos de hielo en los momentos más duros del año, un puente de hierro y madera sobre el mismo... pocas veces son testigos de la presencia humana.

"Una vez fuimos una comunidad aquí en Osebol. Pero fuimos perdiendo gente"

"Una vez fuimos una comunidad aquí en Osebol. Pero fuimos perdiendo gente", cuenta uno de los vecinos. Porque sus voces, son la absoluta totalidad de la que se ha servido la periodista y escritora Marit Kapla para escribir el libro que es a la vez memoria y denuncia: Osebol, publicado en España por Capitán Swing.

Una persona, una historia

Porque aquí, como en cualquier parte, hay historias que contar. Una vecina, ya mayor, está enfadada. "Desde que caí enferma hace tres meses no me han permitido conducir. Ni siquiera en mi patio trasero. Idiotas". sus dos coches, un SAAB del 2003 y un Nissan Micra, se mueren de frío parados en su patio trasero.

Otro, también mayor, también solo, lleva dos años viviendo una historia increíble. "Cuando volví a casa una tarde un gato callejero estaba sentado en mi porche. Muerto de miedo. Le preparé algo de comer y ¡vaya si tenía hambre! Días después una vecina me dijo que había desaparecido un gato en un pueblo vecino. Le he llevado allí varias veces, pero siempre vuelve a mi porche".

Un poema inintencionado

Resguardados del frío, los habitantes del pueblo en el que nació y creció Marit Kapla miran por la ventana, viendo cómo cada día convierte su ilusión en resignación. Enfrascados en rituales diarios que no parecen tener un objetivo definido... "Todos mis gatos celebran que les aspire. Tira al principio se ponía insoportable, pero con el tiempo se ha acostumbrado al aspirador", dice una vecina.

"Teníamos una parada de taxis, un banco y una estación postal. Supongo que eso es lo que llaman progreso"

Con cada uno de ellos ha hablado Kapla. Les ha preguntado por su origen, por sus casas, por sus actividades, por sus anhelos. Y en el libro ha plasmado solo las respuestas. Íntegras y solemnes. Conformando una especie de poema infinito, el romance que canta el pasado infinito del pueblo donde nunca ocurre nada.

Y aunque el siglo de las comunicaciones les acerca virtualmente al mundo, físicamente están cada vez más aislados. "En el pueblo de al lado había dentista y médicos y ahora se han ido. Teníamos una parada de taxis, un banco y una estación postal. Supongo que eso es lo que llaman progreso".

Sacar algo de la nada

La escritora Marit Kapla quiso dejar constancia de su origen. De cómo apareció en la nada y de la nada salió, dejándola atrás para lograr ser algo. Y con su áspero y desnudo texto ha captado con transparencia este preciso e intrascendente momento de la historia de un pueblo del camino, testigos de una carretera donde a veces un camión cargado de troncos pasa... y nada más.

"¿Tenías algo más en mente?"

Y allí no hay grandes historias porque las grandes historias no ocurren en sitios como Osebol.

Se hace un silencio. El vecino se enciende una pipa. Mira por la ventana... Aspira el tabaco. Mira al lector, esperando... y pregunta: "Bueno, ¿tenías algo más en mente?".