Ser tan guapo le marcó desde la infancia. Paul Newman creció sintiendo que para su madre era solo un objeto bonito que decoraba la casa.

Fue luchando contra esa etiqueta que le colgaron tan pronto cómo se convirtió en el adulto que fue: el que se alistó en la marina, el joven que no entendía las ciencias y se preparó para ser el mejor actor que pudiera ser.

De este aprendizaje obtuvo diez nominaciones a los Oscar, consiguiendo el de Mejor Actor Protagonista por 'El color del dinero'.

La muerte de Scott

En lo personal la vida le golpeó más duro. Nunca se entendió con su padre, alcohólico. Él mismo lo fue, y esto le generó problemas con su hijo Scott, que también fue alcohólico y murió de sobredosis con 38 años.

"Los hombres Newman tenemos mala sangre", escribe en 'La extraordinaria vida de un hombre corriente', sus memorias recién publicadas, donde confiesa que más de una vez desde su muerte se ha arrodillado para pedirle perdón por no haber sabido ser mejor padre.

Con Joanne Woodward sí tuvo más suerte. El suyo es de esos romances que Hollywood cuenta y pocas veces practica.

Unas memorias diferentes

Lo descubrimos en estas memorias diferentes. Lo primero es porque llegan 14 años después de su muerte, y lo segundo porque para escribirlas le pidió a quienes aparecieran que fueran honestos hablando de él.

Lo son, y hablan bien. El director Robert Altman cuenta cómo le destrozó sus guantes favoritos metiéndolos en una freidora y sirviéndoselos como almuerzo y ni así le guardaba rencor.

Feminista y comprometido

Hace poco supimos que rodando esta película se enteró de que Susan Sarandon cobraría menos que él. Decidió bajarse el sueldo para que los dos cobraran lo mismo.

Y tenía su propia marca de productos de alimentación con la que dona el 100% de los beneficios a ayudar a niños necesitados.

Lo guapo que era lo supimos nada más verlo, para descubrir al hombre extraordinario que había detrás necesitamos toda una vida.