Josef Lewkowicz y Michael Calvin

Traductor: Jesús Jiménez Cañada

Editorial: Newton Compton Editores

Año de publicación original: 2023

Josef Lewkowicz apenas era un chaval cuando Amon Göth, 'el carnicero de Cracovia', le apuntó con su pistola entre los ojos. "Así que ese era el modo en que iba a morir", pensó. Pero no. El destino quiso que no fuera el último día de su vida, y le iba a guardar, además, la posibilidad de vengarse de aquel monstruo.

"He visto cosas terribles: ahorcamientos ceremoniales, fusilamientos indiscriminados..."

Hoy Lewkowicz tiene 96 años, pero se le quedó grabado a fuego los años que pasó en el infierno. En seis infiernos: Plaszów, Auschwitz-Birkenau, Mauthausen, Melk, Amstetten y Ebensee. "He visto cosas terribles: ahorcamientos ceremoniales, fusilamientos indiscriminados, crueldad innombrable, la depravación del canibalismo. Soporté el hambre, las palizas y las torturas en seis campos de concentración".

Horror y justicia

Tras despedirse de sus padres y hermanos, a los que no volvería a ver nunca más, el joven Lewkowicz, de 16 años, tuvo que aprender a sobrevivir y a esquivar a la muerte, encarnada en unos sádicos que mataban por placer.

Su testimonio, tan directo, tan crudo, tan explícito, es tremendamente impactante. Y sorprende sobremanera la naturalidad y el sosiego de quien ha visto y vivido lo que ningún ser humano debería ver ni vivir.

Toda la parte central del libro, la que sucede en los campos de exterminio, es una sucesión de auténticas barbaridades. El protagonista de la pesadilla, el dueño de las vidas de miles de personas, era Amon Göth, comandante del campo de Plaszów. "Dejaba una estela de cadáveres por dondequiera que caminaba", recuerda Lewkowicz, que veía en el sol de cada mañana una nueva oportunidad para seguir viviendo.

"Amon Goth dejaba una estela de cadáveres por dondequiera que caminaba"

Y no solo se sobrepuso. Tras ser liberado en 1945, supo cuál sería su objetivo: dar con Göth y llevarlo ante la justicia. Y lo consiguió. Tuvo incluso la oportunidad de sentarse a solas con él y preguntarle por qué. Por qué lo hizo. Quién se lo mandó. No obtuvo respuesta.

Dice Josef Lewkowicz que no es ningún héroe, aunque fue quien se ofreció a los servicios de inteligencia de Estados Unidos, quien ayudó a la policía polaca, y quien se recorrió parte de Alemania en moto hasta dar con 'el carnicero de Cracovia', que fue finalmente juzgado y ahorcado.

Un testimonio imprescindible

El superviviente de Auschwitz es, además, un interesantísimo documento sobre los días previos a la invasión de Polonia. Sobre la incertidumbre que vivían las familias. Sobre la incomprensión de niños como Josef, que jugaban en el jardín mientras los nazis entraban a su ciudad sin ningún tipo de resistencia.

Pero también es un testimonio desgarrador de los días posteriores al infierno. Del dolor que provoca el vacío, el que sintió Lewkowicz al volver a una casa vacía, la suya. Porque él era el único superviviente.

Con estas desgarradoras memorias, Josef Lewkowicz puede por fin honrar a su familia

Consiguió rehacer su vida y formar una familia. Lo cuenta en una última parte que flojea, sobre todo al compararla con el resto del relato. Aún así, junto al autor Michael Calvin, Josef Lewkowicz ha escrito unas memorias imprescindibles. Y lo más importante: una obra de gran valor histórico con la que, 80 años después de lo ocurrido, poder honrar a su familia.

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