Reese Witherspoon y Harlan Coben

Traductores: Víctor Manuel García de Isusi

Editorial: RBA

Año de publicación: 2025

Reese Witherspoon es una actriz que tiene el reconocimiento de haber ganado un Óscar, pero no podemos reducirla solo a eso. También es la fundadora de Hello Sunshine, una productora de cine que fundó en 2006 y que vendió hace cinco años por unos 900 millones de euros. Aquella jugada la convirtió en la actriz más rica del mundo.

Con la vida más que resuelta tiene tiempo para pensar —y crear— espacios tan enriquecedores como el Reese´s Book Club, elclub de lecturamás influyente de todo Estados Unidos. Y de tanto estar rodeada de libros, al final, se ha lanzado a escribir uno.

'Sin decir adiós' es un thriller que mezcla trauma de guerra, medicina y acción con precisión

Y como Reese Witherspoon es de las que sabe rodearse, ha preferido la ayuda experta de un consagrado escritor para ayudarle con su primera novela. Nos referimos a Harlan Coben, uno de los autores de suspense más famosos de Estados Unidos que ha publicado ya una treintena de libros —doce de los cuales han sido adaptados a televisión como El inocente o Quédate a mi lado, casi siempre de la mano de Netflix—, y que ha vendido más de 50 millones de ejemplares en todo el mundo.

De esta unión de talentos ha surgido Sin decir adiós, un thriller que mezcla trauma de guerra, medicina y acción con la precisión de quien conoce bien su oficio. Una muestra más de lo que ambos comparten: la intuición casi infalible de saber qué quiere leer el público.

Traumas del pasado

Maggie McCabe es la protagonista de la novela: una cirujana brillante marcada por una biografía que se ha ido torciendo a golpes. Tras servir como médico militar y compartir su vocación —y su vida— con un marido también entregado a la profesión, un error fatal lo desencadena todo.

Maggie pierde la licencia médica y, poco después, a su compañero de vida. La caída es abrupta y, a partir de ahí, su existencia queda suspendida en una mezcla de duelos, recuerdos que regresan sin avisar y noches en las que dormir es casi un lujo.

Ese poso emocional, que Witherspoon y Coben trabajan como un motor narrativo constante, es lo que sostiene la primera parte del libro. Maggie arrastra sus misiones en la guerra como si aún caminara entre escombros, y la muerte de su marido late como una herida imposible de cerrar. En plena deriva, cuando su presente parece reducido a sobrevivir como puede, aparece una mano tendida: la de su antiguo mentor, un reputado cirujano plástico que le ofrece una última oportunidad de redención.

Una cura a cambio de dinero

Esa segunda oportunidad, claro, tiene un precio. Al otro lado del planeta, un magnate ruso tan poderoso como hermético necesita una intervención médica poco convencional. Su identidad es un secreto bien guardado, pero su fortuna no: dinero y recursos no le faltan, y está dispuesto a pagar lo que sea necesario para recibir la atención de alguien con la experiencia de Maggie, incluso si esa persona ya no posee una licencia en regla.

Es una novela que mezcla conspiraciones internacionales, investigaciones clandestinas y figuras que se mueven en los márgenes de la ley

La propuesta es tan tentadora como arriesgada: diez millones de dólares a cambio de viajar a una mansión aislada, operar bajo confidencialidad absoluta y permanecer allí cueste lo que cueste hasta que el trabajo esté terminado. Maggie, desbordada por las deudas y sin perspectivas reales de volver al quirófano, acepta. En cuanto cruza el umbral de la opulenta residencia rusa, entra en un mundo donde el lujo funciona como cortina de humo para un ecosistema dominado por el poder y el miedo.

La operación se desarrolla, pero el paciente desaparece de manera inexplicable mientras se recupera bajo su supervisión. Ese es el punto de inflexión: Maggie pasa de ser contratada a convertirse en una testigo incómoda. En cuestión de horas se ve obligada a huir, sin certezas claras sobre quién la persigue ni por qué, solo con la sensación de que ha quedado atrapada en una red de secretos que no entiende del todo y que, sin embargo, la incluye de forma directa.

Cambio de ritmo

A partir de aquí, la novela acelera. Con giros constantes y escenarios que mezclan conspiraciones internacionales, investigaciones clandestinas y figuras que se mueven en los márgenes de la ley, Sin decir adiós juega deliberadamente con los límites de la verosimilitud. Hay momentos que elevan nuestra suspensión de la incredulidad al límite, sí, pero Coben y Witherspoon saben cómo equilibrar ese exceso con un ritmo que no afloja y un suspenso diseñado para que cada capítulo cierre con un nuevo interrogante.

El resultado es un thriller eficaz, adictivo y construido a la medida de un público que busca entretenimiento sin pausas

El resultado es unthriller eficaz, adictivo y construido a la medida de un público que busca entretenimiento sin pausas. Maggie, con toda su fragilidad y su determinación, sostiene el centro emocional de la historia, y su lucha por encontrar un rumbo —o al menos una verdad— es lo que nos mantiene avanzando casi en piloto automático.

Cuando finalmente se revelan todas las piezas del rompecabezas, queda la sensación de haber asistido a un espectáculo pensado para la gran pantalla. De hecho, la pregunta final surge sola: ¿cuánto falta para la película?

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