Marina Perezagua
Editorial: Páginas de espuma
Año de publicación original: 2025
Recibí Luna Park con muchas ganas y se me quitaron todas en cuanto leí que era un libro sobre maternidades (otro más). Por suerte, no lo es. O no solo.
De maternidad tiene que los diez cuentos están protagonizados por madres e hijos, pero no deja de ser un punto de partida para hablar de multitud de temas. Muchísimos. Todos los que se le han podido pasar por la cabeza a la autora: el arraigo, la soledad, el racismo, la enfermedad mental, el miedo, la infancia...
En 'Luna Park', la maternidad es un punto de partida para reflexionar sobre la soledad, el racismo, la enfermedad mental o el miedo
Porque Marina Perezagua no escribe, divaga. Pero divaga con estilo y a conciencia. Sus relatos se ven interrumpidos por sus propios pensamientos. En más de una ocasión, la escritora se asoma a los textos y rompe la cuarta pared de manera tan directa como esta: "Después detallaré nuestra pequeña historia, pero antes quiero contar uno de los motivos que me llevaron a escribir este relato".
Y en ese irse por las ramas encuentra una enorme variedad de registros y géneros, que van desde las memorias a la ficción, pasando casi por la crónica periodística, la opinión o incluso el terror, tan presente en el último relato titulado 'Matar niños'. Sin embargo, por deformación profesional, me han sorprendido un par de historias reales que la escritora sevillana ha colado en dos de sus cuentos. Ambas tienen que ver con niños.
A todo el mundo le gusta un bebé
Una está recogida en 'María de Mississipi y los fetos de Pen Wang'. Wang, un artista chino, encontró a una niña recién nacida en un vertedero. Después, en otros vertederos de su ciudad, empezó a toparse con muchos fetos.
Cuando en China todavía regía la política de hijo único, que duró hasta 2015, muchas mujeres se veían obligadas a abortar y deshacerse de sus hijos, sobre todo si eran niñas. "Esto no es parte de una historia de ficción", aclara la autora en una de sus apariciones. Wang, impactado por lo que vivió y con la intención de que nunca nadie olvidara las atrocidades cometidas por su gobierno, comenzó a fotografiar y a pintar bebés sin vida.
Marina Perezagua no escribe, divaga. Pero divaga con estilo y a conciencia. Sus relatos se ven interrumpidos por sus propios pensamientos
En momentos como este es cuando emerge la mirada ensayística de Marina Perezagua, que en el relato Luna Park narra otra historia tan real como increíble. Ocurrió en los años veinte. En Nueva York, en el mítico parque de atracciones que da nombre al libro y al relato, los visitantes podían encontrarse con carteles como este: 'Incubadoras. A todo el mundo le gusta un bebé'.
A cambio de veinticinco centavos, cualquiera podía entrar a la atracción, que consistía básicamente en ver bebés al borde de la muerte. El polémico show fue ideado por el obstetra Martin A. Couney. Por entonces, los hospitales no atendían a bebés prematuros y los desahuciaban, por lo que el espectáculo se convirtió en la única esperanza para muchas madres. El precio de la entrada servía para costear los cuidados de los bebés y el sueldo de las enfermeras que participaban.
Hoy, escribe Perezagua, Luna Park "sigue manteniendo esa aura paradójica de un mundo que continúa funcionando, aunque ya no exista". Una reflexión que, en el libro, se extrapola a toda la ciudad de Nueva York, escenario principal y gran nexo en común de los diez relatos.
Nueva York, una Gran Manzana podrida
A lo largo de 125 páginas, la escritora nos invita a subir a esa emblemática noria que ilustra la cubierta para ofrecernos una vista panorámica de una ciudad que está lejos de ser ese lugar idealizado por el cine. La Nueva York de Marina Perezagua está compuesta por barrios gentrificados e hipervigilados, supermercados donde venden armas de fuego, apartamentos ridículos a precios desorbitados, parques de pederastas y ratas escarbando entre bolsas de basura que se amontonan durante días en las aceras.
La autora despoja de todo artificio a una ciudad que nunca existió, dejando al descubierto el esqueleto podrido de la Gran Manzana. Luna Park es su despedida de una Nueva York decadente y en descomposición, que ahora la expulsa tras acogerla hace más de dos décadas.
'Luna Park' es su despedida de una Nueva York decadente y en descomposición, que ahora la expulsa tras acogerla hace más de dos décadas
Pero hasta de las desgracias hay que reírse, y Perezagua nos reserva dos relatos tremendamente divertidos: 'Diez palabras', sobre el surrealista encuentro entre un logopeda con poco tacto y una niña incapaz de decir más de dos palabras; y 'El tercer hijo es el horror', en el que la protagonista, agotada de la vida, narra la segunda adolescencia de su marido, un cuarentón que solo tiene tiempo para la banda de música que acaba de formar con los amigos. Dos cuentos llenos de ironía y mala baba que podrían perfectamente ser interpretados en un show de stand up comedy.
Y así, a caballo entre el humor y lo inquietante, da forma Marina Perezagua a un libro singular e inclasificable sobre lo que significa seguir viviendo en un mundo que se tambalea.
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