Silvia Hidalgo

Editorial: Tusquets

Año de publicación original: 2023

Una bebé que no provoca un sentimiento maternal. Un marido que ya no desata el deseo. Un padre fallecido. Una madre perpetuamente decepcionada. Así se siente Eva. Está vacía aunque desde fuera parezca que tiene la vida perfecta. El resto ve una hija sana y preciosa, un marido que la quiere y un ascenso ilusionante dentro de una gran empresa. Las apariencias suelen engañar. La vida de Eva es una fachada. Nadie conoce su angustia vital.

La protagonista de esta historia ni se siente madre, ni se siente esposa, ni hija, y en su trabajo se siente culpable

Nada que decir podría ser la historia de muchas mujeres que, en una perpetua huida, llegan a un punto de su vida en el que sienten que nada tiene sentido. La sociedad ha creado una imagen idílica de la mujer trabajadora que para nada se ajusta con el sentir de la protagonista de esta historia. Ni se siente madre, ni se siente esposa, ni hija y, en el trabajo, se siente culpable. Su ascenso tiene un propósito: está cubriendo una cuota paritaria, no la promocionan porque crean que lo merece.

Palabras que desgarran la piel

En Nada que decir todo este vacío te golpea como un martillo de demolición. Silvia Hidalgo continúa el camino iniciado en Dejarse flequillo y Yo, mentira y, con esta su tercera novela, sigue subrayando sentimientos como si fueran latigazos. Te mete de lleno en la mente de la protagonista. Las palabras son como las neuronas que llevan los impulsos eléctricos del cerebro de Eva al resto de su cuerpo. Son como descargas. Como calambrazos.

Con su tercera novela, Silvia Hidalgo sigue subrayando sentimientos como si fueran latigazos

Es muy curioso y a la vez adictivo ir devorando páginas siendo presa de la rabia, la pena, el despecho y el deseo furibundo de una mujer que ha llegado a la cuarentena y, un buen día, decide romper con todo sin violencia. Sin cadáveres emocionales de por medio, porque el único cadáver que hay es ella misma. Es como un cascarón vacío que se ha deshecho de todo lo innecesario que portaba en su interior aunque, por mucho que lo intente, es incapaz de llenarlo de nuevo.

Mezclados y agitados

Hay una sensación de desasosiego que es imposible quitarse mientras peleas con esta novela. Hay flashbacks, hay ensoñaciones, hay hechos que ocurren en tiempo presente. Y todos están mezclados. Pero en tu interior, lo comprendes todo. Porque estás metido dentro de una mente que va a la deriva y que parece no querer una solución.

Hidalgo retrata a una mujer tremendamente contemporánea que se ve atrapada, llena de deseo, fuera de todo y que se revuelve contra su propia vida para intentar liberarse. Pero la vida ni es ideal ni es un cuento, y puede que ese ejercicio resulte, si cabe, más perjudicial para ella que la realidad que acaba de dejar atrás.

En esta novela hay una sensación de desasosiego que es imposible quitarse

En definitiva, estamos ante una obra que, con un pulso tremendamente adictivo, relata el desencanto de una mujer que se da cuenta lo tremendamente aburrido que es tener esa "vida perfecta" que le vendieron.