Dolly Alderton

Traductora: Anna Valor Blanquer

Editorial: Booket

Año de publicación original: 2023

No te confíes. No te dejes llevar por el título con juego de palabras ni por la cubierta coloridamente ilustrada, ni por la ubicación del libro en el apartado de novelas románticas de tu librería. Este libro es una bomba, un auténtico torpedo de los que no ves venir y destroza tu línea de flotación. Este libro es un peligro.

Una camisa y una blusa, colgadas en la cuerda, tendidas al sol, mecidas por el viento rozan sus mangas una y otra vez, en un gesto poético que la mirada sensible puede reconocer. Lo cuenta la portada y la primera página de la novela. Pero la realidad es que esas prendas están vacías. Que sus moradores ya no están allí y que aquellos roces no serán jamás nada más que eso mismo: un gesto inocente y final.

'La Locura'

Andy es un cómico británico que, a sus 35 años, no ha conseguido ni un solo éxito en su vida profesional. Malvive con trabajos precarios mientras trata de escribir el monólogo definitivo. Su pareja, Jen le apoya y le aguanta, pero poco a poco se van distanciando. Hasta que, tras un viaje a París, ella decide cortar la relación.

En ese momento Andy cae en La Locura. Ese estado en el que no terminas de entender qué está pasando a tu alrededor, en el que necesitas saber qué has hecho mal, dónde está el error que te ha hecho perder lo que más querías en tu vida. Y en el que, sobre todo, repasas cada uno de los segundos que tuviste de felicidad, muchas veces sin ser consciente de ello, para ver si hay alguna manera de recuperar aquellos momentos y no hacer frente al desmoronamiento de tu vida tal y como la conocías.

Andy se va a vivir con su madre primero, una mujer sabia y tranquila, y con su amigo Avi y su pareja, Jane, después. Pero Jane es la mejor amiga de su ex (así se conocieron) y tratar de sacarla información sobre cómo se encuentra Jen será una de sus principales tareas.

Poco a poco, a lo largo de seis largos meses, Andy tendrá que pasar por todas las fases del duelo. Aprender a vivir sin Jen, entender por qué le ha abandonado e intentar modificar su comportamiento, por si todavía queda alguna manera de recuperarla. Porque, aunque conozca a otras chicas, Andy solo piensa en Jen y en volver con ella.

La importancia de los secundarios

Esta es la historia, pero como toda buena comedia romántica (piensen en 'Notting Hill', piensen en 'Cuatro bodas y un funeral', piensen en 'La boda de mi mejor amigo') los secundarios son personajes clave. Porque ellos tienen que poner la cordura y, muchas veces, el sentido del humor.

Y en Todo final es un principio, Dolly Alderton llena las páginas con algunos inolvidables. Como la madre de Andy, una mujer tan inteligente como sincera, capaz de decirle a su hijo verdades como puños sin caer en el drama. O el bueno de Avi, el mejor amigo de Andy: un treintañero tremendamente infantil, incapaz de afrontar una conversación seria, que cree que todo se arregla con una buena fiesta, pero profundamente preocupado por el estado anímico de su amigo. O el incalificable Morris, un anciano obsesionado con personajes inalcanzables, con el que Andy compartirá piso al salir de casa de sus amigos.

Y lo maravilloso de todos ellos es que no son clichés. No son los típicos personajes que conocemos de todas las historias románticas típicas. Las palabras con las que están construidos están llenas de una humanidad tangible, emocionante. Porque si algo hay escondido entre las páginas de esta novela es mucha verdad.

Una historia humana

Porque el ser humano se aferra a su vida, tal y como la conoce, con amor y con miedo. Amor por la persona con la que ha decidido pasar su vida. Miedo a soltar la mano que le acompaña y empezar a caminar solo. A todos nos pasa. Cuando no hemos decidido continuar con una relación a pesar de sentirnos encerrados, hemos llorado desconsolados por otra que no nos aportaba gran cosa, pero que no esperábamos que se rompiera.

El cambio asusta y el miedo y el desconcierto que siente Andy en Todo final es un principio está tremendamente bien contado. Andy no sabe qué tiene que hacer. Escucha consejos y los sigue sin mucha fe. Conoce a otras chicas, tiene relaciones y cuando cree que se está alejando de Jen vuelve a caer en su recuerdo. Bucea por redes sociales para saber cómo está, cualquier pista le vale. Cruza rayas rojas constantemente.

Tal y como haríamos todos.

Y Dolly Alderton repasa cada centímetro del ánimo y del alma de Andy con una precisión de cirujano. Y llama la atención que una escritora superventas de novelas románticas, que ha vendido más de un millón de ejemplares de Todo lo que sé sobre el amor (Booket, 2019) decida poner al chico en el papel principal, porque es poco común y porque va contra la moda imperante. Al fin y al cabo las mujeres son las grandes lectoras de la sociedad y más aún en este género.

Pero no da un paso en falso. Todo lo que hace Andy es creíble, es humano. Todas sus reacciones y sus sentimientos son reconocibles y cualquier lector, de cualquier género, se puede identificar con él.

El golpe final

Pero lo que hace especial esta novela son sus últimas 70 páginas. Durante más de 300 somos cómplices de la vida de Andy, de su proceso reconstructor, de su muerte y sus intentos por resucitar con mayor o menor suerte. Y la novela se cierra. Y podría ser un final perfecto si se quedara ahí, sin más.

Pero no lo hace.

Dolly Alderton añade 70 páginas más para dar la versión de Jen. Para contar el medio año desde la ruptura hasta el final de la novela... e ir todavía un poco más allá. Y esa versión completa y contradice a veces los hechos narrados por Andy. Porque siempre hay dos versiones de una historia de amor.

Y es maravilloso cómo esas páginas van aportando luz (y a veces oscuridad) a todo lo que hemos leído. Cómo es capaz de completar el lienzo de una historia de amor más, rota, de las miles que ocurren en el mundo. Que, precisamente por eso, es tremendamente especial.