Katherine J. Chen

Traductora: Montse Triviño

Editorial: Destino

Año de publicación original: 2022

Sumergirse en esta novela significa navegar por la sorpresa en sus primeros capítulos. Porque a este libro se puede venir pensando que vamos a revivir las gestas de una de las personalidades más conocidas de la historia gala. Pero no. O, al menos, no de primeras. Juana de Arco comienza contándonos la pelea de dos pandas de chavales en el año 1422.

Sumergirse en esta novela significa navegar por la sorpresa en sus primeros capítulos

Unos pertenecen a un pueblecito de la Francia ocupada por los ingleses y los otros a uno del ducado de Borgoña. Por si la Historia la tenéis un poco olvidada, solo recordar que Inglaterra y Borgoña compartían intereses comunes: derrocar al rey de Francia, Carlos VII. Una vez establecidos los bandos, volvamos a los dos grupos de chavales que están a punto de partirse los morros por una guerra que ninguno de sus padres quería librar.

Un país en pie de guerra

Los dos pueblos mantienen una calma tensa. Los dos bandos se odian pero, por el momento, se respetan. Algo que sus hijos no piensan hacer más. Creen que ya es hora de pasar a las manos y a los palos. Esa reyerta acaba cobrándose la vida de Guillaume, el más pequeño de la panda de los franceses, el que menos quería pelear. El más pacífico y bueno de todos.

Su cuerpo yace muerto en medio del campo y sujeto por una niña. Una pequeña de 10 años con las manos llenas de una sangre que no es la suya. Una niña cuyo hermano mayor no le deja meterse en esa ni en ninguna pelea. Ella es Juana. Una niña despierta, inteligente y cuyo padre no duda en cruzarle la cara a la mínima porque vive frustrado. ¿Por qué? Porque su padre no le encuentra ninguna utilidad.

Una niña no deseada

Veamos. Juana tiene otros cuatro hermanos. Tres chicos y una chica. Para la mente mercantilista de Jaques d´Arc, sus hijos varones pueden trabajar donde sea y cómo sea. No son un problema. Catherine, la hermana mayor de Juana tampoco lo es. Es tan bella que le supondrá ningún problema casarla con alguien influyente. Pero Juana, ¡ay Juana!

Las palizas de su padre no destruyeron el espíritu de Juana de Arco. Todo lo contrario

Es díscola, es aventurera y no se rige por los cánones de belleza de la época porque físicamente es clavadita a su padre. Es más, según la descripción de Katherine J. Chen, Juana no se parece a la chica que sale en la portada de este libro, criticada además, por varios ilustradores por haber utilizado Inteligencia Artificial para su realización. Una imagen que, según Destino, ha salido del departamento de diseño de la editorial, formada por más de 30 profesionales, que trabajan con varias herramientas, incluidas Inteligencias Artificiales. Lo cierto es que la portada no lleva autor acreditado en el interior del libro.

De hecho, Jacques cree que Juana es una especie de castigo divino porque él estaba convencido que después de Catherine no tendría más hijas. Así que paga todas sus frustraciones con ella. Pero las palizas de su padre no destruyen su espíritu. Todo lo contrario.

Más allá del campo de batalla

Somos conscientes de que nos hemos enredado contándoos esta pequeña historia y que esto no es lo que esperabais de un libro sobre Juana de Arco. Pero es que es justo por esto por lo que esta novela sorprende tanto. A ver, por supuesto que vamos a asistir al auge de una figura capaz de cambiar el curso de la historia, llevar a los franceses a ganar una guerra que tenían perdida y quedar grabada a fuego a través de los siglos.

Pero, si por algo se va a quedar esta novela en nuestra memoria es por todo lo que ocurre fuera del campo de batalla.

El mito de Juana de Arco se corresponde con la figura d euna niña que podía existir hoy

Gracias a la prosa de Chen, parece que Juana de Arco haya nacido en cualquier suburbio francés de principios de los 2000. La forma de contarnos su vida y cómo fue forjándose la figura que a todos nos suena de los libros de texto es un gancho infalible. El mito de Juana de Arco se corresponde con la figura de una niña que podría existir hoy. Es una mujer de voluntad férrea, brillante y a ratos temeraria. Una mujer de nuestro tiempo. Una figura que parece más real que algunas de las personas que nos rodean a diario.