Juan Eslava Galán

Editorial: Planeta

Año de publicación original: 2025

Se puede arrancar una reseña —y un libro— tratando de provocar una carcajada o un gesto de asombro. Y, en efecto, eso es lo que pretende Juan Eslava Galán con el título que nos ocupa. Imaginad a Eslava Galán alzando la mano en clase, guiñándote el ojo y diciendo: "hoy en clase vamos a hablar de braguetas, concubinas y corsés".

Un viaje por lo exhibido, lo oculto y lo que jamás se confesó en los dormitorios, palacios o callejones de la historia de nuestro país

Y, en efecto, con Amor y sexo en España contado para escépticos se lanza a un viaje por lo exhibido, lo oculto y lo que jamás se confesó en los dormitorios, habitaciones palaciegas o callejones de la historia de nuestro país.

Entre chanza y crónica Eslava Galán reúne anécdotas de "pecadores, curas, reyes y muchos políticos", cuyas desventuras eróticas se entretejen con la historia oficial.

Divulgación y anécdotas

El autor, recordemos, es un maestro del "todo el mundo lo entiende" para la divulgación: filólogo, medievalista, profesor y escritor, con más de cincuenta libros publicados, premios literarios e instinto para convertir los hechos históricos en tertulia de sobremesa.

La lectura es divertida. Salta desde la prehistoria al cibersexo

Su voz habitual es la de quien te lo explica con humor, encajando un chiste justo cuando ves venir la lección. En sus obras anteriores —como Historia de España contada para escépticos— el tono era divulgativo, ágil, con cierto escepticismo educado pero sin descuidar la precisión histórica.

En este nuevo libro, el planteamiento es similar: "vamos a ver lo que no se suele enseñar", pero el tema abre la puerta a la chispa —y también al exceso—. La lectura es divertida. Salta desde la prehistoria al cibersexo, recorre el reino godo que se perdió por un pecado sexual, la peineta que según el autor tendría su origen en un moño en forma de pene erecto y la curiosa escolta sodomita de Enrique IV.

Rozando el límite

Ahora bien. Lo que en otros títulos de Eslava Galán funcionaba como una conversación despreocupada, aquí a veces se desliza hacia lo espontáneo sin filtro, y resulta evidente que el tono "gracioso" compromete un poco la sobriedad del tratamiento. Hay páginas que parecen chistes de barra de bar empaquetados como divulgación. Bromas sobre sexo, cuerpos o costumbres que rozan lo zafio más que lo ingenioso.

Su estilo tropieza con estereotipos que no se autoexaminan tanto como podrían

Y aunque estamos seguros de que no hay mala intención, algunos giros retóricos (observaciones sobre mujeres, relaciones, deseo) no han sido revisados con la misma sensibilidad contemporánea que exige el tema. Es decir; no estamos diciendo que el libro sea machista de forma consciente, sino que su estilo —adiabáticamente masculino, desinhibido, preñado de gaitas históricas— tropieza con estereotipos que no se autoexaminan tanto como podrían.

Cejas levantadas

Y esto me deja dividido entre dos reacciones. Por un lado, disfrutar de la abundancia de curiosidades, el ritmo juguetón y el gusto por lo anecdótico. Por otro lado, lamentar que ese ritmo se convierta en una carrera sin freno hacia lo provocador, descuidando en ocasiones el baño de rigor o la mirada sofisticada que esta materia merece.

Con esta obra hay que ser escéptico, como reza su título

En sus libros anteriores, Juan Eslava Galán sabía pausar, invitar a la reflexión y rematar con elegancia. En este, el pausar a veces queda por hacer, y la elegancia se sustituye por un intento de carcajada automática.

Con esta obra hay que ser escéptico, como reza su título. Hay que disfrutar de su viaje, pero igual es complicado hacerlo sin levantar ligeramente la ceja.

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