Autor: Antonio Moresco

Traductor: Miguel Ros González

Editorial: Impedimenta

Año de publicación original: 1998

Hay algo de catedralicio en la Los comienzos. Algo de monumental. Acercarse a esta obra es como adentrarse en la Isla de la Ciudad de París, o en la Plaza del Obradoiro de Santiago. Sabes que ante ti se levanta una obra creada por el impulso humano durante décadas, cuidando cada detalle para hacer de ella algo perdurable, importante.

Un proceso que desarrolló durante casi dos décadas a mano, en todas partes, en el baño, en cafeterías y bancos públicos

Antonio Moresco comenzó a principio de los años 80 la escritura de esta historia. Un proceso larguísimo que desarrolló durante casi dos décadas a mano, en todas partes, en el baño, en cafeterías y bancos públicos. Cientos y cientos de cuartillas que ordenó, retocó y reescribió otro centenar de veces. Después las pasó a máquina, las volvió a revisar, a reescribir, a pulir, hasta que terminó un primer borrador que llevó a varias editoriales sin ningún éxito.

Y mientras esperaba hasta que alguien se fijara en él, le dio tiempo para reescribir algún que otro párrafo, retocar esta y aquella frase, lucir esta idea, oscurecer esa otra...

Antonio Moresco escritor

Fue años después, en 1998, cuando ya había publicado tres cuentos y una novela más sencilla, cuando consiguió que una editorial se fijara en esta obra mastodóntica, compuesta de tres largas novelas. Y en ese momento su vida dio un vuelco. Pronto la crítica le encumbró como una de las voces más relevantes de la literatura italiana de finales de siglo XX y su obra se amplió al ensayo y el teatro.

Una construcción literaria concebida y ejecutada con precisión de cirujano y sensibilidad de acuarelista, donde siempre está la palabra precisa

Comparado con algunos de los nombres esenciales de la literatura europea del siglo XX, la prosa de Moresco es casi un trabajo de orfebrería. Una construcción literaria concebida y ejecutada con precisión de cirujano y sensibilidad de acuarelista, donde siempre está la palabra precisa para hacer llegar la imagen, el sentimiento y el destello esperado.

Tres vidas, un personaje

Los comienzos es la primera parte de esta trilogía llamada Juegos de la eternidad. Y a su vez, este libro se compone de tres partes en las que el protagonista de la historia, un personaje sin nombre ni descripción conocida, trasunto quizás del propio Moresco por las coincidencias que existen en sus biografías, vive tres etapas diferentes de una vida.

La escena del silencio, en la que cuenta sus estudios en un seminario; La escena de la historia, en la que explica su actividad como agente revolucionario; y La escena de Fiesta, en la que vive como un aspirante a escritor.

Pero no son tres partes de una misma vida (aunque podrían serlo) sino tres vidas de una misma persona. Y en ellas los personajes secundarios aparecen y desaparecen, dependiendo de los caminos tomados, de una u otra manera (o desaparecen). Así el lector es testigo de tres caminos paralelos, repletos de belleza y humor.

El silencio, la palabra hablada y la palabra escrita marcan las tres partes de 'Los comienzos'

Y en cada una de esas vidas, Moresco se recrea con las diferentes maneras de afrontar la realidad. En la primera, el personaje principal no pronuncia prácticamente ninguna palabra. Y su actitud contemplativa llena el texto de descripciones asombrosas, de imágenes dibujadas con la delicadeza de un lápiz hecho de palabras, donde el silencio es el fondo en el que se retrata cada espacio, cada ser humano que se posa ante su ventana.

La segunda parte, dedicada al hombre de acción, se convierte en una novela de aventuras, donde ocurren cosas constantemente y los diálogos se encadenan con gran ritmo. Y en la tercera, el peso lo toma la palabra escrita, la literatura, con la que el protagonista trata de domar una realidad que ya no solo contempla, como en la primera parte, sino que le afecta y le conmueve.

Una novela monumental

El resultado es una novela monumental en la que el tiempo se pone de perfil y permite licencias que el tiempo no suele permitir. Un libro ante el que el lector puede sentirse abrumado en algún momento, pero que ofrece siempre un escape, una salida por la puerta de atrás, una imagen en la que esconderse.

Porque Los comienzos no cuenta una historia sino que cuenta la historia. La del ser humano plantado ante la vida y las diferentes maneras que existen de afrontar ese duelo. Y esta es solo la primera parte de esta trilogía trascendental.