Han Kang

Traductora: Sunme Yoon

Editorial: Random House

Año de publicación original: 2011

Sinopsis: Seúl. Una clase de griego antiguo. El profesor le pide a una mujer que lea en voz alta lo que pone en la pizarra, pero permanece en silencio. No solo ha perdido la capacidad del lenguaje, también ha perdido a su madre y la custodia de su hijo de ocho años.

El profesor, que ha vuelto a Corea tras pasar media vida en Alemania, también afronta pérdidas: su vista empeora cada día que pasa y sabe que en cualquier momento llegará la ceguera total. La pregunta es cuándo.

Las vidas de ambos se cruzan en un momento de desesperación. ¿Podrán encontrar el uno del otro el modo de salvarse?

Por qué recomendamos 'La clase de griego', de Han Kang

A pesar de haber sido traducida al español previamente por la editorial independiente :Rata_, la obra de Han Kang ha pasado un tanto desapercibida en nuestro país. Más allá de nuestras fronteras el recibimiento ha sido otro. Con La vegetariana, en 2016, ganó el Premio Booker Internacional (por delante de nombres como Elena Ferrante o el Nobel de Literatura Orhan Pamuk), y en Francia fue finalista del Premio Médicis étranger con La clase de griego, editado ahora por Random House, y que nos brinda una nueva oportunidad para conocer a una de las autoras más relevantes de la literatura contemporánea coreana.

Lo más atractivo de esta breve novela se encuentra en el estilo de la autora, delicado e hipnótico, en la escritura elíptica y fragmentaria que conforma la historia, y en cómo Han Kang perfila minuciosamente a sus dos protagonistas. A él lo conocemos de primera mano, a través de un narrador en primera persona. Él sí tiene la capacidad de hablar y de expresar su preocupación por lo que vendrá. "Llegará el día en que no podré distinguir mi reflejo en el espejo de todo lo demás. Todos los rostros que recuerdo se quedarán congelados en mi memoria", dice.

Mientras, a ella ("solo reina el vacío dentro de su boca"), la conocemos a través de un narrador en tercera persona que convierte en palabras sus pensamientos, sus inquietudes, sus temores. Porque aquí la ausencia de lenguaje se transforma en pesadilla, en un ente capaz de "penetrar en los sueños como un punzón". En cambio, a falta de palabras, la escritora le otorga una mirada especial, atenta a todos los detalles que la rodean, como a esas "muñecas pálidas que asoman de la camisa del profesor de griego", ese "coletero de terciopelo morado oscuro" de una estudiante, o esa "fina cicatriz curva" de uno de sus compañeros de clase, "que se extiende desde el ojo izquierdo hasta la comisura de la boca".

Alternando ambas voces y con una prosa limpia y afilada, Han Kang construye una historia sobre el silencio. Pero también una obra sobre la pérdida, el dolor y la soledad que brilla con luz propia.