Autora: La Vecina Rubia

Editorial: Libros Cúpula

Año de publicación original: 2023

La Trilogía Verano llega a su fin con esta tercera entrega. En La chica del verano, La Vecina Rubia continúa la historia de Lucía, Laux y Sara a lo largo de una temporada estival en la que tendrán que tomar importantes decisiones sobre temas tan esenciales como la maternidad, la amistad o las relaciones intrafamiliares. Siempre aderezado con la mirada mordaz y ácida de su autora.

La novela un festín para los amantes de la influencer, vendió 30.000 copias en preventa

A través de sus relaciones, anhelos y decisiones, los lectores tendrán la oportunidad de conocer mejor a sus protagonistas. Un festín para los amantes de la influencer. Ahora reconvertida en un fenómeno editorial capaz de colocar 30.000 copias en la preventa, es decir, antes de que el libro llegue a las librerías.

Un éxito imparable

Es difícil compaginar el éxito en redes con una carrera literaria. La necesidad de atraer desde códigos tan efímeros como los de internet hacia la literatura, más aún a la novela, es más que complicado. Sin embargo, desde la primera ojeada a la nota de prensa de La chica del verano se nos anuncia como un "fenómeno editorial".

La saga acumula más de 850.000 lectores según la editorial, cifras sin duda de escándalo. Con ediciones en gran parte de Latinoamérica y traducciones al italiano y al portugués. Pero ¿cuál es el secreto de La Vecina Rubia?

'La chica del verano' cierra una saga que suma más de 850.000 lectores

La historia que arrancó con La cuenta atrás para el verano y que continuó con Contando atardeceres se cierra ahora en torno a dilemas que cambiarán el rumbo de la vida de sus protagonistas, poniendo en el centro de la ecuación la identidad de La Vecina. Su autora deja supurar la mayoría de sus preocupaciones en torno a lo arduo de lidiar con una fama y logros que nos recuerda a cada tanto. Una ventana a su intimidad que se ve también reflejada en el monólogo interno de sus otros protagonistas.

Una novela de greatest hits

Por primera vez en la saga, serán ellas y ellos lo que tomen el relevo de la historia. Capítulos que alternan distintas tipografías para dejar caer al lector que se trata de otro narrador. Las intervenciones en primera persona de sus compañeras amplían la historia, permitiendo a La Rubia jugar con la narrativa de su propia carrera profesional y la percepción que los demás guardan de ella, recordándose a cada rato el tremendo impacto que desde las redes sociales ha tenido en tantos usuarios, ahora reconvertidos en ávidos lectores. Guiños a material previamente viralizado en su cuenta de Twitter, frases que para muchos de sus seguidores caen en la categoría de grandes éxitos, dispuestos a ser enarbolados una y otra vez.

Un fenómeno desde el que su creadora ha sabido levantar un muro en torno a su persona. Un rasgo que no ha impedido nunca utilizar la representación, ese "soy yo literal" que provoca una descarga mayor de adrenalina que cualquier montaña rusa en la mente millenial.

La novela es un timeline de 400 páginas en el que hacer scroll analógico y del que también es complicado salir

Desde su pseudónimo, el anonimato también le ha permitido jugar con el patetismo, haciendo a sus personajes más humanos. Poniéndose en evidencia o haciendo gala de una escatología tan hilarante para los protagonistas como recurrente: "La vida es una mierda, Rubia, y más cuando te tienes que limpiar con el papel que raspa".

Lo inmediato de la prosa de La Vecina Rubia es sin duda su mayor virtud. La novela resulta tan ligera que no es difícil recorrerla de un solo vistazo, encontrando siempre algo en lo que detenerse a comentar. Un timeline de 400 páginas en el que hacer scroll analógico y del que también es complicado salir.

Los importantes retos y temas que plantea se ven compensados con las habituales válvulas de escape, chascarrillos y bromas. Que, si bien, no logran mantener la tensión dramática o el compromiso de las cuestiones que plantea -muchas veces pormenorizadas o minimizadas en pos de otras más relevantes- son las que una y otra vez, sin consultar sus tapas, nos recuerda que sí, que efectivamente se trata de La Vecina Rubia quien firma sus páginas.