Kid Toussaint y José Luis Munuera

Traducción: Rubén Lardín

Editorial: Astiberri

Año de publicación original: 2024

Un cartero cubano en mangas de camisa y con zapatos, dos sudafricanos expuestos como animales en la Feria Universal, un caradura buscavidas que utiliza su capacidad atlética para huir constantemente de los líos en los que se mete... En la línea de salida del maratón de los juegos de San Luis, en 1904, 32 atletas están a punto de empezar la carrera más loca de todos los tiempos.

El recorrido no tenía ni pies ni cabeza: calles sin cortar al tráfico, un solo puesto con agua, constantes colinas y mucho polvo

Acababa de empezar el siglo XX. La locura del barón Pierre de Coubertain de recuperar los Juegos Olímpicos que se celebraban en la antigua Grecia estaba todavía echando a andar. Tras su primera edición en Atenas en 1896, París acogió con éxito los segundos juegos de la era moderna en 1900. Pero en ese evento Estados Unidos, que empezaba a mostrarse como gran potencia mundial, fue superada en participación y en el medallero por Francia.

Por eso, cuatro años después, Estados Unidos decide organizar los Juegos Olímpicos de 1904. Y lo hacen coincidir con la Feria Universal en la ciudad de San Luis, en Misuri. Allí diseñan una prueba reina, el maratón, sin pies ni cabeza... Recorriendo calles de la ciudad que no estaban cortadas al tráfico y campos del medio oeste, con constantes colinas cubiertas de tierra, donde a cada paso el polvo que se levantaba convertía la prueba en un infierno.

Una novela gráfica, por fin

La historia de la maratón de 1904 es tan increíble que si fuese ficción sería difícil de creer. Pasaron tantas cosas y todas tan surrealistas que figura en el imaginario de todos los expertos en olimpismo como uno de los acontecimientos más alucinantes de su historia. Por eso, esta novela gráfica con guion del belga Kid Toussaint y dibujos del magnífico ilustrador murciano José Luis Munuera, era tan necesaria.

Un libro apasionante no solo por la historia que cuenta, sino por el color, la ambientación y la estructura que tiene. Con una introducción en la que se presentan los personajes principales y sus increíbles circunstancias, la carrera discurre escondiendo sorpresas en cada página. Y, para quien no conozca la historia, leer supondrá ir abriendo los ojos cada vez más, en una mueca de sorpresa infinita.

Porque hasta que no lo ves, es difícil de creer que en una carrera olímpica de más de 40 kilómetros solo hubiera un punto de agua. O que los propios corredores no supieran a ciencia cierta en qué posición iban. O que se perdieran constantemente por el recorrido sin señalizar. Vamos por partes.

El poder de las circunstancias

Félix 'Andarín' Carvajal era un cartero cubano que hacía su trabajo por grandes terrenos de su país a la carrera. Cuando se enteró de los Juegos Olímpicos de San Luis viajó en barco hasta Florida y llegó caminando minutos antes de cerrar la inscripción. Participó con la camisa que llevaba, zapatos y los pantalones de vestir cortados por un colega. Las circunstancias le hicieron detenerse durante un buen rato. Aún así quedó cuarto.

'La carrera del siglo' es un álbum tremendamente divertido y fascinante, porque la rocambolesca historia que cuenta es completamente real

El polvo a lo largo de toda la carrera fue otra circunstancias que llevó a muchos participantes a retirarse, alguno con hemorragias estomacales. Los que superaron el polvo, cayeron por las constantes subidas y bajadas del trazado, muchos de los cuales desfallecieron antes de llegar a la meta. De los 32 atletas que tomaron la salida, solo 14 acabaron la prueba.

A los dos sudafricanos, Len Taunyane y Jan Mashiani, las circunstancias les llevaron a alejarse del recorrido por varios kilómetros. Aún así lograron terminar la prueba. Y aquel simpático buscavidas, Fred Lorz, llegó el primero a la meta. Pero las circunstancias (y su cara dura), una vez más, pusieron su victoria en tela de juicio.

Todas estas peripecias y muchas más están reflejadas en La carrera del siglo. Un álbum tremendamente divertido y fascinante, porque la rocambolesca historia que cuenta es completamente real.