Santiago lleva más de 40 años viendo la vida a través del visor de su cámara de fotos. Pero el confinamiento hizo que este fotógrafo profesional cambiara su punto de vista, y su marco pasó a ser el de la ventana de su piso. "Cuando llega el confinamiento me cancelan absolutamente todos los trabajos y entonces me pregunto qué puedo hacer".

Esos meses aislados en su domicilio de A Coruña le obligaron a dejar la fotografía de lado y empezó a coger los lápices de colores. Con todo el tiempo del mundo por delante y muchos folios en blanco, Santiago empezó a volar su imaginación. "Me doy cuenta de que tengo que gestionar 24 horas. Entonces empiezo a dibujar y poco a poco se va convirtiendo en un diario en el que transmito todos mis sentimientos", cuenta Saiz.

La inspiración para dibujos y viñetas surgían cada día de la propia cuarentena. "Me inspiraba en el día a día, en los aplausos, en cómo me sentía yo, qué sentían los demás...". Santiago publicaba un dibujo al día en las redes sociales y tuvieron tanto éxito que se han convertido en un libro, 'Aprendí de lo que había olvidado'.

Un proyecto que, de momento, ha desplazado a la fotografía como su futuro laboral. "No dependo de nadie para dibujar. Estoy encerrado en casa y dependo de mi inspiración, de mi lápiz y de lo que me apetezca".

Si dibujos cargados de ironía fueron una vía de escape y una forma de evadirse durante el encierro, pero no solo para Santiago, también para sus seguidores. "Al final del libro se dejan dos páginas en blanco para que cada uno pueda expresar todo lo que ha sentido durante la pandemia". Así todos podemos poner el punto, y esperemos que final, a aquel confinamiento.