Cuando eres un niño LGTB tienes que sentirte identificado con historias escritas para otros. Así, uno acaba emocionándose con los amores de la Dama y el Vagabundo, de la Bella y la Bestia y con tantas otras parejas que hemos visto desde que éramos pequeños, cerrando los ojos y soñando ser uno de ellos, pero nunca sintiendo que somos los protagonistas.

"No hay ni un príncipe que se enamore de otro"

"Tenemos treinta princesas que se enamoran de príncipes, pero ni una sola que se enamore de una princesa o un príncipe de un príncipe". Con esta sentencia cuenta la necesidad que tenía Rush Smith de escribir 'Y fueron felices', "el cuento que le hubiera gustado leer cuando era niño", dice.

Un proyecto autofinanciado, porque no encontró editorial que sea atreviera. "Detrás de muchas grandes editoriales está la Iglesia", dice, "así que estos temas no se tocan". No así la heterosexualidad, de la que encontramos miles de ejemplos en literatura infantil. "Cuando fui a las librerías vi libros de pingüinos que se enamoran de otros pingüinos. y me decían que es para que el padre luego haga un ejercicio explicándoselo al niño, ¿pero qué ejercicio?", exclama.

"Detrás de muchas grandes editoriales está la Iglesia"

Y dense cuenta de hasta qué punto tenemos interiorizado que un beso entre dos chicos puede ser un problema que hasta él mismo se planteó incluirlo. "El hecho de preguntármelo habla más del miedo de los de afuera", dice Rush.

Aquí no hay ejercicio, solo dos chicos que se quieren mucho y que pueden enseñar a otros niños que no les ocurre nada malo, que ellos también tienen derecho a ser felices... y comer perdices.

La ley 'No digas gay'

Estos días en California se ha aprobado la "Don´t Say Gay Bill", una norma que prohíbe hablar a los niños en las escuelas de otras relaciones que no sean las de hombre y mujer. Una ley impulsada por los conservadores que ha llevado incluso a los trabajadores de Disney a protestar por la tibia respuesta de su CEO.

No descubriremos nada si decimos que, a pesar de no encontrar personajes LGTB en sus producciones, las películas de Disney se han convertido desde hace años en el refugio de millones de personas queer de todo el mundo. De hecho, en los últimos hemos sabido por un documento filtrado por Pixar, que la compañía del ratón vetaba sistemáticamente cualquier referencia explícita a personajes no heterosexuales en sus producciones.

¿Habrá llegado la hora del cambio?