'Luka', de Suzanne Vega, fue la primera canción que habló abiertamente de abusos sexuales infantiles. En su letra, la cantante estadounidense ponía voz a la historia de Luka: "Me gustaría pasar un rato / sin nadie herido ni nada roto / no preguntes cómo estoy". Aquellos versos fueron toda una bomba en la sociedad de 1897. En aquella época, los abusos sexuales infantiles eran completamente tabú.

 Ahora sí que se habla de ellos. Por desgracia, frecuentemente conocemos casos de abusos infantiles, noticias que copan las cabeceras de periódicos y los sumarios de los informativos. Dramas provocados por gente sin alma que se aprovecha de la inocencia de los más débiles. Porque no son hechos aislados: según el Consejo de Europa uno de cada cinco menores será víctima de abusos sexuales antes de cumplir los 18.

Un libro como herramienta

Esas agresiones generan en los más pequeños, además, un sentimiento de culpabilidad que termina siendo una lápida para la víctima, reforzado además por el chantaje emocional del agresor. Por eso, para la psicóloga infantil Carmen Esteban, una de las claves está en enseñar a los más pequeños a conocer sus propios sentimientos y a poner límites. "Asociar los besos con la buena educación hace a los niños más vulnerables".

"No se trata de hablar explícitamente de temas sexuales, conocer los límites corporales ya es una clave para la prevención de los abusos sexuales infantiles"

Ella suma más de 140.000 seguidores en su cuenta de Instagram, @mipsicologainfantil. Autora de varios libros sobre los retos psicológicos de la adolescencia, acaba de publicar Con sentimiento. Esta vez Luka se llama Enzo, un erizo al que si abrazan y besan sin permiso, saca los pinchos. "Esto es algo que pasa en el día a día. No se trata de hablar explícitamente de temas sexuales, conocer los límites corporales ya es una clave para la prevención de los abusos sexuales infantiles".

Con ilustraciones de Júlia Quintana, Enzo ayuda a los más pequeños a conocer mejor sus emociones. "Las que te hacen sentir bien... alegría, calma, significa que estoy cómodo con un adulto y puedo acercarme a un abrazo, pero tengo que aprender a identificar cuando no me estoy sintiendo bien. Porque también el niño puede sentir confianza hacia una persona y a la vez incomodidad. Las emociones desagradables muchas veces nos están protegiendo".

Qué hacer ante un caso

El libro incorpora una guía práctica para padres y orientadores en la que Carmen Esteban aborda la prevención y las señales que delatan estos casos de violencia. "Cambios de humor muy repentinos, volver a hacerse pipí por la noche, miedos y pesadillas recurrentes, pueden ser síntomas de alarma". Pero también nos enseña cómo acercarnos a la víctima infantil: "Lo principal es creerles, escucharles y sobre todo no transmitir pánico para no cortar esa comunicación".

Porque educar desde la infancia con cuentos como el de Enzo es y será vital para poner fin a esta lacra.