Todos los expertos coinciden en que la fama de la Gioconda no se debe a su calidad artística. Se debe a Vicenzo Peruggia, un italiano que el 22 de agosto de 1911 se la llevó del Louvre sin dejar apenas pistas.

Su imagen en todos los periódicos del mundo hizo que la obra fuera archiconocida y, como apunta la divulgadora Clara González Freyre de Andrade, "se ganase la fama de icono más allá de su calidad artística".

En los dos años que duró la investigación hasta que la encontraron, llegaron incluso a interrogar a Picasso, por aquello de que era un artista rebelde.

Volvió al museo parisino como una leyenda y desde entonces las teorías y conspiraciones en torno a la pintura no han parado de crecer. Hay quien cree, incluso, que la que vemos colgada solo es una copia. Una copia que necesita una restauración urgente, ya de paso, que no parece que el Louvre vaya a acometer pronto.

Como te lo cuento

La historia del arte, a veces, tiene más que ver con cómo te lo cuenten. Asegura la divulgadora, conocida en redes como Claramore, que "la historia se ha escrito de tal forma que una parte se ha quedado fuera y en gran parte están los nombres femeninos ahí".

Y ahí es donde entra Clara Peeters, una artista belga de la que lo poco que sabemos, lo estamos conociendo ahora y gracias, en parte, a la exposición que le dedicó el Museo del Prado de Madrid en 2016.

"La historia se ha escrito de tal forma que una parte se ha quedado fuera y en gran parte están los nombres femeninos ahí".

A pesar de que en su momento estaba bien considerada, quienes se dedican a decir qué es lo importante en el Arte y qué no, se "olvidaron" de mencionarla y su nombre acabó olvidado. Si intuimos su aspecto es porque ella misma se retrató reflejada en la plata de muchos de sus bodegones. "Sabemos que, posiblemente, estaría casada porque en muchos de sus cuadros aparece un cuchillo con su nombre, que era una tradición de bodas", dice Clara González Freyre de Andrade.

Divertido, que no frívolo

Con un lenguaje divertido, como si fuera una revista juvenil, está editado Un Van Gogh en el salón (Editorial Temas de Hoy), el primer libro de esta divulgadora harto conocida en redes sociales, donde tiene miles de seguidores, muchos de ellos jóvenes, que demuestran que sí les interesa el arte si se lo explican bien.

Como el beef entre Degas y Manet, amigos impresionistas hasta que un día Degas retrató a Manet y a su mujer y el resultado no convenció al segundo, que rajó el cuadro para eliminar la parte en la que salía su mujer.

El cabreo les duró poco, se admiraban. Quién no ha tenido un encontronazo con un amigo alguna vez.