Con 17 años a Álex lo que de verdad le gusta es recorrer en bicicleta las calles de Bolonia, leer a Salinger y Kerouac y escuchar a los Sex Pistols, Led Zeppelin y los Red Hot Chili Peppers. Pero un día decide "salirse del grupo".

Son las premisas del libro que revolucionó a una generación de adolescentes, un fenómeno editorial en la Italia de los 90. "El libro se transformó de una pequeña edición de 200 copias a un gran fenómeno que estaba en el primer puesto de las listas de ventas de narrativa italiana".

Un fenómeno que le pilló de sorpresa

Lo cuenta su autor, Enrico Brizzi: "Yo los mandé de manera muy ingenua a los grandes editores italianos de los libros que tenía en la estantería de casa".

Y funcionó. Un editor se interesó por la obra y los primeros ejemplares empezaron a llegar a las librerías, como él mismo comprobó en una de las más famosas de Bolonia. "Entra un joven y le dice a las dependientas: Sé que ha salido un libro... no sé cómo se llama... de un chico de Bolonia... Cinco minutos después entra otra persona y pide el mismo libro y yo no sabía cómo sentirme".

La sorpresa para él, que escuchaba a las dependientas detrás una estantería, vino después: "Oigo que dicen: No lo ha escrito un chico de Bolonia. Se trata de un experimento mediático, en realidad lo ha escrito Umberto Eco. Y yo me quedé...".

La historia de John Frusciante

Ese éxito inesperado fue el mismo que pasó factura a quien sirvió de inspiración para escribir esta novela: John Frusciante, guitarrista de los Red Hot Chili Peppers. "Él era un símbolo por su decisión de darle la espalda a la popularidad", cuenta Brizzi.

La presión de la fama lo alejó de los focos y precipitó su adicción a la heroína. Y la fama también arrolló a Brizzi. "Me cohibía mucho. He intentado desvincularme".

Muchos lo llaman el Salinger de Bolonia, un escritor que también rehuyó de la fama y rompió con las reglas.

'Jack Frusciante ha dejado el grupo' (Nocturna Ediciones, 1994) es una historia para reivindicar ese derecho a "salirse de los grupos" con tal de salvar la personalidad propia.