Y es
que has oído decir de todo sobre el aire acondicionado: tus padres te dicen que
no es bueno para el ambiente, tampoco para la salud (que si te resfrías o se te
reseca la garganta), has oído de todo pero, ¿qué hay de cierto en ello? Porque
ya sabemos que esto es como la alimentación, anda que no hay mitos pululando
por ahí… Hoy desmontamos algunos de ellos:
1. El aire
que produce es malo: uno de los mitos más extendidos. “El aire que produce el aire
acondicionado no tiene por qué ser peor aire, puede ser incluso mejor. Todo depende del buen uso que hagamos del
sistema. La calidad del aire la regula el RITE (Reglamento de Instalaciones
Térmicas en los Edificios) y establece una calidad del aire interior
dependiendo de los usos (residencial, docente, sanitarios...) y del tipo de aire
en el exterior. El aire exterior no siempre es el mejor. En los centros de
grandes ciudades su calidad no es buena y por ello se exigen filtros para
introducirlo en los edificios con una mayor calidad. Por todo esto, un sistema
de ventilación que filtre el aire y expulse el viciado con climatización que
baje o suba la temperatura sería ideal para respirar un aire sano dentro de los
edificios”, explica Pablo García, arquitecto de
2. Utilizar aire acondicionado te resfría: si haces un mal uso puedes ponerte malo y también si te hartas a comer jamón ibérico puede sentarte como un tiro. Los excesos no son buenos en nada. En esto del aire acondicionado digamos que la clave está en el uso que hagamos de nuestra máquina. “Si bajamos la temperatura en un recinto, el ambiente se reseca y nuestras fosas nasales están más expuestas a la entrada de virus. Si además se trata de un sistema centralizado con conductos que comunican varias habitaciones, pueden extenderse los virus por todo el inmueble.
Para no llegar a temperaturas perjudiciales, lo ideal es poner el termostato a
una temperatura entre 24º-26ºC”, explica. Esto parece una perogrullada pero no
lo es: un cambio brusco de temperatura acabará por resfriarte, con aire
acondicionado o sin él. Ten en cuenta que si en el exterior hace 40 grados y en
tu casa quieres estar como en el Polo Ártico, lógico que ese cambio de temperatura
te resfríe. Pero si utilizas el termostato y lo pones a una temperatura cómoda,
tu salud no se resentirá.
3. Poner el
termostato al mínimo hace que enfríe antes: y el termostato nos lleva al
tercer mito.. Esta extendida idea también es falsa: “Con esto lo único que se
consigue es un derroche de energía, el tiempo será el mismo. El termostato no
indica a la temperatura a la que sale el aire sino a la que queremos que esté
la habitación. Hay que indicar esta temperatura y el sistema de manera autónoma,
impulsará el aire a la temperatura necesaria. Lo que hace que enfríe antes es
el “caudal de aire”. La cantidad de aire es lo que acelera el que lleguemos
antes a esa temperatura deseada, con mayor confort y ahorrando energía y dinero”,
señala.
4. Dejar
el aire acondicionado encendido consume menos que apagarlo y encenderlo:
“Poner en funcionamiento el equipo tiene un consumo inicial de energía y al
principio la máquina trabaja más forzada que cuando nos acercamos a la
temperatura del termostato”. Si vas a salir de esa habitación durante poco
tiempo, mejor quizás dejarlo encendido porque ya está, por así decirlo,
manteniendo la temperatura deseada (y no intentando llegar a ella). Pero si te
vas a ausentar durante horas no merece la pena dejarlo encendido (y además
no consumiría menos que si lo apagases y luego lo encendieses).
5. El aire acondicionado reseca el ambiente: es cierto que la máquina absorbe gran parte de la humedad que hay en el aire, dejando un aire más seco, esto se debe al proceso de condensación. Pero volvemos a los puntos anteriores, todo dependerá de la temperatura que busques en el interior y de la tecnología de tu máquina, las hay más avanzadas que otras en esta cuestión. Es verdad además, que hay climas muy secos: en Madrid, por ejemplo, el verano es muy seco con lo cual es recomendable un simple aerosol para vaporizar agua o un humidificador, pero también es recomendable su uso en invierno.