Cuando tu aire acondicionado está inactivo durante buena
parte del año, antes de ponerlo en marcha, conviene realizar unas simples tareas. No es necesario recurrir a un técnico, como
vas a comprobar. Pero antes de meterme en faena, para evitar peligros, recuerda
siempre desconectar la fuente de alimentación, apagar la corriente y desenchufar todo.
-Limpiar los filtros.
La unidad instalada en casa incorpora unos filtros para atrapar las partículas
en suspensión, que deben limpiarse para que sigan cumpliendo su función.
Despejar todo lo que se acumula (polvo, polen, suciedad…) resulta
imprescindible para optimizar el uso del equipo. Existen filtros lavables y
otros desechables. Si no sabes cuál de los dos tipos incorpora tu sistema de
refrigeración, recurre al manual del fabricante, que también te detallará las
instrucciones a seguir para realizar este trabajo.
Para eliminar los contaminantes, basta con extraer los
filtros cuidadosamente y lavarlos con las manos o un cepillito, un jabón suave y
agua tibia. Otra alternativa: utilizar la aspiradora de casa y luego pasarlos
por debajo del grifo. Después, se dejan secar al aire. Una vez completamente
secos, repite el mismo proceso, si fuera necesario. Los filtros de los equipos
split suelen estar fabricados en materiales resistentes como HEPA (fibra de
vidrio) y carbón activo: los primeros, que se consideran los más eficientes,
pueden lavarse. Los otros son de acero y son desechables.
La frecuencia con la que debes limpiar o desechar los
filtros depende de cuánto tiempo utilices el aire acondicionado y de la
cantidad de contaminantes a los que esté expuesto (humo de tabaco, polvo, caspa
de mascotas, polución, bacterias…). En general, al menos debes limpiarlos dos
veces al año, una cuando llega el calor, la otra con el frío.
Si no se cuida este aspecto, la obstrucción puede dar lugar
a que el flujo de aire disminuya hasta un 50 %. Efectuar un mantenimiento de
los filtros de forma regular no solo asegura un buen funcionamiento del
sistema, también una mejor calidad del aire y, por tanto, un ambiente hogareño
más saludable y una mejor eficiencia energética, lo que se traduce en un ahorro
para el bolsillo.
-Limpiar el condensador.
Este es el equipo que se instala en el exterior, a veces en la terraza o
directamente en la pared. Si está accesible, entonces puedes limpiarlo tú
mismo. El ventilador de esta unidad se obstruye con hojas, arena, polvo..., lo
que reduce su eficiencia. Utiliza la aspiradora para quitar estos desechos. Si
tuvieras que quitar la rejilla protectora, desatornilla con cuidado.
-Desinfectar los
filtros. Si notas que el aire acondicionado desprende mal olor, la unidad
interior necesita una limpieza más profunda. Este olor desagradable procede de
la bandeja de condensación que está detrás del filtro, por la acumulación de bacterias
y hongos. Para eliminarlo, extrae el filtro, límpialo como te hemos indicado
antes pero sumergiéndolo en agua con un poco de lejía. A continuación,
desinfecta la bandeja pulverizando agua con lejía (o un producto específico de
desinfección de aire acondicionado) sobre ella y la batería, evitando los
cables.
Estos procedimientos de mantenimiento resultan sencillos, pero
muchos otros, como la limpieza de los conductos, requieren la experiencia de los
profesionales del servicio técnico. Nadie mejor que ellos para cuidar de tu
sistema de aire acondicionado con una revisión a fondo al año.