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Hinds: "Somos mujeres jóvenes que crean, o sea, un blanco fácil"

El grupo madrileño completa el 7 de enero la gira de su primer disco, Leave me alone, un trabajo que han paseado por todo el mundo mientras esquivaban el chaparrón de maledicencia en España. Hablamos con ellas en Sevilla sobre el peso del éxito, el machismo, la resurrección del garage y sus próximos movimientos.

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Decía Bécquer en su relato La venta de los gatos, ambientado en la que entonces era la periferia de Sevilla, que en mitad del camino que se dirige al convento de San Jerónimo por la puerta de la Macarena existían un montón de "ventorrillos célebres" a los que puso fin la construcción del nuevo cementerio. "La gente huyó de estos contornos, se acabaron las fiestas, los cantares y la música", escribió el poeta. Y yo estoy empezando a escribir una entrevista con las Hinds, el grupo más internacional del momento en España, hablando de un romántico del XIX. Bueno, bien.

Desde que puedo recordar, decía, esa zona de la ciudad, próxima al río, ha tenido una luz lúgubre, acaso la misma que describía Gustavo Adolfo. Y, en cambio, de un tiempo a esta parte, el grueso de la vida juvenil, de la noche y de la fiesta de la capital andaluza, al menos de la melómana, se reparte en varios locales que han ido inaugurándose allí los últimos años, en naves que otros días albergaron talleres.

La Sala X fue la pionera y se ha convertido en el templo de la música en directo en Sevilla. No hay discusión. Hasta allí acudí hace unos días para asistir a un concierto de Hinds, enmarcado en las fiesta Oh My Cat, donde también tocarían Leicomers, uno de los grupos locales de mayor proyección.

Me encontré al llegar con una cola digna de un evento en Madrid. Mientras me ponía la última observé a decenas de chicas a las que me era difícil distinguir del grupo invitado, con el que había charlado unas horas antes. Como si se hubieran reproducido: las mismas coletas, los mismos tops, idénticos vaqueros y sudaderas. Aquello era una mímesis propia del fenómeno fan que no veía hacia un grupo español desde... no, jamás vi tal cosa.

 

¿Qué sabía de Hinds el día anterior? Que son cuatro chavalas de Madrid, que hacen garage-pop, que sacaron dos canciones que triunfaron a la velocidad de la luz, que sus redes sociales son la envidia de cualquier partido político, que luego vino un disco de nombre parlante (Leave me Alone, Mom + Pop Music, 2016) y que lo han paseado por medio planeta, que allí fuera las adoran y que han sido la primera referencia española en varias de las revistas musicales de mayor prestigio mundial.

¿Qué más? Sí, habían compartido escenario con Dios (Brian Wilson), con medio año de vida habían teloneado a The Libertines y eran colegas de Primal Scream… sabía también que se reían con fruición en las fotos y que muchos compañeros periodistas no habían sido demasiado amables con ellas. Aunque, no obstante, había venido observando -igual que me confirmaron las componentes aquel día- que ahora se llevaba más defenderlas. La vueltita de tuerca del que quiere distinguirse del resto. Actualmente mola decir que molan. Y tal.

Hinds.
Hinds. | Isaac Fernández

Solo por esto y por el machismo con el que se las ha tratado a menudo me esforcé más que nunca en despojarme de prejuicios. Escuché sus canciones, me preparé unas preguntas y nos vimos en su hotel. En la cafetería, de luces azules y azulejos andaluces, anticuada, casi kitsch, me estaba esperando Carlotta Cosials, la vocalista principal. Luego llegaron las demás. Las cinco habíamos dormido poco la noche anterior. "Tocamos en Algeciras, tenemos un resacón...", confesaron enseguida. Como Carlotta, el resto del equipo también venía en ropa de deporte y así posaron para Tribus Ocultas. Pidieron unas Fantas.

No son divas o no lo fueron conmigo. En sus palabras, no han tenido la oportunidad de que todo lo descrito se les haya subido a la cabeza. "Trabajamos muchísimo. Da muy poco tiempo a flipar o a saber dónde estás o dónde estuviste hace dos años", comienza explicando Carlotta, que tiene dotes de portavoz. Amber Grimbergen, batería, la secunda: "No te puedes parar a ver dónde estás si no sabes dónde has estado la semana anterior. Fue así desde el principio". Ana Perrote (guitarra) y Ade Martín (bajo) asienten resignadas.

¿No perdisteis el norte en el boom inicial?

Carlotta: Qué va, no hemos perdido la perspectiva porque hemos ido muy, muy rápido pero sin saltarnos un paso. Ha sido muy real y, sobre todo, cansadísimo. Nunca estamos en casa, vivimos en el aire.

Hinds.
Hinds. | Isaac Fernández

¿Dónde empezasteis el mes de diciembre, os acordáis?

Amber: Yo no. ¿Dónde fue?

Carlotta: En Escandinavia, ¿no?

Amber: ¿Pero de dónde veníamos? ¿De Estados Unidos?

Carlotta: Es que los últimos meses han sido girar, girar y girar. Lo único que va cambiando son las estaciones.

Las cuatro aseguran que no acaban de disfrutar de ese frenesí. Van del avión a la furgoneta y de ahí a la sala y luego al hotel. Al día siguiente, lo mismo. Disfrutan los conciertos, eso sí, y del postconcierto, como quedó claro en el de Sevilla, pero todas han vivido momentos de querer desaparecer.

La mayor crisis llegó a comienzos de este año, tras la salida de su disco. Antes, habían pasado por la tensión de la grabación, de debutar cuando ya todo el mundo había fijado la vista en ellas y cuando sus haters se habían convertido en legión. Todavía dudaban de si iba a funcionar o no. En marzo, como remate, se metieron "17 conciertos entre pecho y espalda". Entonces fue cuando se tambaleó todo.

Amber: Nos costó pero lo conseguimos. Salimos bien, menos de lo de San Antonio.

¿Qué pasó allí?

Ana: Era la fecha justo posterior a todos esos bolos que te decimos. En nuestra cabeza íbamos a un tipo de festival que luego resultó ser otra cosa. Estábamos muertas. Ni Carlotta ni yo podíamos cantar. Fue horrible.

Hinds.
Hinds. | Isaac Fernández

No hay manera de componer a este ritmo endemoniado de conciertos, sesiones de fotos, entrevistas. Con todo, tienen ya cinco canciones nuevas, "cinco ideas más bien", puntualizan. Recientemente, grabaron dos demos en Madrid que van "súper en la misma línea de lo anterior", define Carlotta. "Nos gustaría que sonase más decente, a veces nos ponemos nuestros temas a todo volumen en el backstage y chirrían", asume Ana. Ella y Carlotta, al llevar el peso vocal de la banda, son las que van definiendo las estructuras, aunque, en el local, todas aportan. "Nosotras somos más mandonas y, digamos, las que más vemos cómo será una canción a nivel espiritual". Me quedo pensando en esa respuesta y vuelvo a preguntar.

¿Echáis algo de menos de la vida antes de Hinds?

Carlotta: Estudiar.

Amber: Y yo.

Ade: Yo también…

Ana: Es de lo que más nos acordamos. Las cuatro estábamos haciendo cosas antes y tuvimos que dejarlo en la primera gira. Con Bolonia no puedes faltar a clases dos semanas seguidas, es imposible. Nos pilló el verano de por medio, porque todo el éxito comenzó a final de curso.

Hinds.
Hinds. | Isaac Fernández

¿En qué momento visteis que no ibais a tener la misma vida que antes, que se os había ido de las manos?

Carlotta: Es que no se nos ha ido de las manos.

La cantante ha arqueado las cejas y pronunciado a conciencia cada palabra de su negación. Me mira fijamente mientras reformulo la pregunta: ¿En qué momento os disteis cuenta de que habíais llegado lejos, de que habíais conseguido aquello con lo que sueña un grupo joven? Lo tienen claro. No fue en América ni en Asia ni en Australia. Fue en casa, en Madrid, en su primer concierto en La Riviera, el mismo sitio donde habían visto a alguno de sus ídolos, como Artic Monkeys y a Liam Gallagher.

Aquella noche, evocan, la vivieron como una bofetada. Ellas estaban arriba y el público abajo. Muy poco tiempo antes, habían fabulado con tocar en Málaga, en Bilbao… pero ahora Hinds era un grupo internacional y estaba siendo profeta en su tierra. "No hay demasiado después de eso, lo siguiente ya era el estadio".

Hinds.
Hinds. | Isaac Fernández.

Creo que no hay muchos casos en la historia de la música española en los que un grupo de aquí haya triunfado primero en el extranjero. ¿Por qué creéis que se os ha querido más fuera?

Carlotta: En Inglaterra, por ejemplo, se agarran a lo nuevo como si fuera oro, una banda emergente les encanta. Les da igual que sean inexpertos o bebés. En cambio, en España la vida media de un grupo es muchísimo tiempo.

Ana: No ha pasado ni un año desde que sacamos nuestro disco, pero es que el año anterior habíamos dado 133 conciertos y hecho sold out por todo el mundo. La diferencia es que fuera no necesitan haber escuchado más de un par de canciones para venir a verte, no les importa pagar la entrada y ver qué más tienes que contar. Si les gusta, acuden. En España todo es más formal, tienes que sacar un disco a la manera tradicional, presentarlo…

Carlotta: También sucede en países como Reino Unido que las bandas se crean y desaparecen de forma natural, hay más movimiento. El otro día nos hablaban de un grupo español que había empezado a rodar en su décimo aniversario. ¡Diez años! Es una locura.

Hinds.
Hinds. | Isaac Fernández

¿Ha mejorado en España la visión que se tiene de vosotras?

Carlotta: Diría que cada vez es mejor. La tirria que nos tenían al principio era tremenda, fue doloroso.

Ana: Era sexista, radical, monótono también. Iban a dar donde duele. Nuestros haters eran los más haters. Nos ponían tuits de ser de verdad mala persona, para hacerte llorar. Igual que los medios, que ni siquiera se mojaban. Les encantaba decir que éramos “el hype”, como si fuésemos una moda que se iba a pasar enseguida. Y no, no somos unas máquinas, y menos entonces, vivíamos con mucha presión el venir a tocar España, como si tuviéramos que demostrar por qué estábamos llenando aforos en Berlín y Los Angeles. Incluso amigos nuestros que nos decían cosas demoledoras. A uno de nuestros primeros conciertos en Madrid, que lo pusimos cinco euros con cerveza, vino un colega y se fue a la mitad del show. Al día siguiente, nos dijo: "Es que no podéis estar haciéndolo tan bien por ahí y luego ofrecer esto en Madrid". En fin, se nos hizo muy cuesta arriba. Llegó un momento en el que era todo tan negativo que decidimos pasar. Entonces hubo como una ola invertida y un montón de medios y de fans empezaron a decir que, a ver, que las Hinds no éramos el demonio.

Carlotta: Nos pusieron una pintada en Madrid en la que se leía "Hinds son los padres". Y en la puerta del local nos borraron el nombre.

Ana: ¡Fue bulling!

Hinds.
Hinds. | Isaac Fernández

De entre toda la maledicencia que han soportado, su frase favorita fue que "nunca tías tan feas habían llegado tan lejos", cuentan a carcajadas. Pero lo que más les molesta es una simplificación que, están seguras, tiene relación con su condición de mujeres. "Para unos somos solo cuatro tías que están buenas; otros, critican nuestra forma de vestir y preguntan que si nos creemos modelos de American Apparel. Todo es muy reduccionista. Entérate de lo que estamos haciendo, por favor". Precisamente la noche anterior un tipo se les había acercado después del concierto a decirles que sus ideas eran buenas pero que les faltaba empaque. En esa clase de actitudes ellas ven paternalismo:

Amber: Vienen a verte y luego creen que te están ayudando diciéndote cosas así.

Ana: El problema es que somos abiertas y que después del concierto estamos con el público. No piensan que les vayamos a meter una hostia, les damos pie a que nos hablen y entonces llega un listo a decirte que sabe mejor que tú cómo lo tienes que hacer.

Ade: Es en plan consejito, te cuentan que no eres una mierda pero que es mejorable.

Carlotta: Sí, eso, el tío de ayer, que dijo que nuestras canciones eran cortas. Bueno, es que no somos Led Zeppelin. Al final sólo quería una camiseta gratis.

Amber: Fue el mismo señor que luego me dijo que yo era la tonta del grupo. Le eché del bar.

¿Hasta qué punto hay machismo en estos comentarios?

Ana: Diría que en un 75 por ciento.

Carlotta: O más. Somos mujeres, jóvenes, abiertas… eso en España es la peor situación para la creación. Somos un blanco fácil.

Hinds.
Hinds. | Isaac Fernández

¿Y cómo os defendéis de esta dinámica?

Ana: Callamos bocas haciendo cosas y hablando de ello para que no les pase a otras chicas o a otros grupos de chicas. Muchas nos dicen que les parece genial que seamos nosotras las que estemos triunfando fuera. Esto no lo ha hecho ningún tío, que nos quiten lo bailado. Y eso que somos una fuerza de amigas, no me imagino lo que sufre una solista. Si tienes un día malo, cuentas con el apoyo de las demás. Pero somos personas, nos duele lo que nos gritan.

Hay una cuestión más que no se ha valorado aquí hasta ahora y es el rescate que grupos como Hinds ha hecho de géneros antes inexistentes entre los jóvenes. En los últimos años, en ciudades como Madrid, los conciertos de punk o de garage habían sido una suerte de convenciones a las que siempre acudían los mismos cuatro gatos. Cuatro gatos mayores. El fenómeno, que parte del éxito de la discográfica californiana Burger Records ("la fundaron dos fumaos que empezaron a grabar a sus amigos") y de la que han salido joyas como FIDLAR, ha tenido su versión aquí con bandas como Hinds, The Parrots y Los Nastys.

Ade: Esto que ha pasado ha hecho que muchos tuviéramos la sensación de que puedes hacer música sin tener dinero o ser un virtuoso. A nosotras nos gustaba el género y todo lo que significa pero, sobre todo, vimos que lo podíamos hacer. Hace 20 años tenías que alquilarte un estudio con un ingeniero de sonido y un productor. Hoy puedes usar Garage Band, que es como manejar el Paint. No es que seamos una generación de músicos sino de gente que ve que es posible hacer música y que por eso la hace.

Ana: Las dos primeras canciones las grabamos en el local de ensayo con un amigo, ni siquiera aislamos sonidos. Ahora se puede, es una apertura de puertas vastísima en cuanto a música.

 

El próximo 7 de enero, Hinds volverá a La Riviera, su Meca. Ese día, a las 12 de la noche, se habrá cumplido un año de su primer disco. En marzo ya tienen reservado el estudio para grabar y su idea es presentar el segundo en 2017. Un trabajo al que, garantizan, le pondrán más esmero en la producción. Termina la entrevista y empieza el concierto y la fiesta en la Sala X. Lo siento, a mí no me llegó demasiado, pero la gente parecía contenta y ellas también. Esto es incontestable. Al terminar, las cuatro salieron del camerino a bailar con sus doppelgangers, que no pararon de hacerse selfis con ellas. Me acuerdo de que venían de resaca pero ahí estuvieron, y eso también es currárselo.

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