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DESAPARECIÓ EN 1937 DE FORMA MISTERIOSA

¿Dónde estás, Amelia Earhart?

De vez en cuando, Amelia Earhart aparece para demostrarnos que nuestro mundo es un peñazo. La muerte del roaming ha terminado con el viaje de aventuras, y los viajes espaciales todavía quedan muy lejos: vivimos en una pausa publicitaria entre una película de Indiana Jones y otra de Alien.

-Amelia Earhart

Amelia EarhartWikipedia

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Según Alan Moore, la única aventura que podemos correr actualmente los jóvenes es hacernos famosos, y seguramente tenga razón. Las colas de los casting para participar en los realities son lo más parecido que tenemos a los muelles de Bristol en ‘La isla del tesoro’. Pero de John Silver ‘El Largo’ a Ylenia, la verdad es que hay un cacho. Por ejemplo, Amelia Earhart.

Amelia Earhart (Kansas, 1897) fue una aviadora americana, famosa por sus récords y por haber emprendido el primer viaje aéreo alrededor de la Tierra sobre la línea ecuatorial. Pero sobre todo, fue una de las heroínas más relevantes del siglo XX, que superó a los hombres en su propio terreno. En una carta a su marido, dejó clara su filosofía de vida: “Las mujeres deben intentar hacer cosas como las que han hecho los hombres. Donde ellos fallaron, nosotras debemos superarlos”, escribió. Las chicas de Femen palidecen al lado de Amelia Earhart.

Ya desde niña le gustaba participar en actividades tradicionalmente masculinas, como escalar árboles o matar ratas con un rifle. Y cuando en 1920 asistió a un espectáculo aéreo en Long Beach, lo tuvo claro: quería ser piloto. La mejor piloto del mundo. Lo consiguió.

Su primer record fue convertirse en la primera mujer en cruzar el océano Atlántico. En realidad, la hazaña fue más una campaña publicitaria que otra cosa, y como ella mismo declaró, el verdadero mérito fue de los pilotos que la acompañaron. Después volvió a batir otros dos al ser la primera persona en hacerlo dos veces, y ello en el menor tiempo hasta la fecha. Se mantenía despierta durante sus vuelos oliendo sales.

En 1935, después de que dos pilotos hombres murieran en el intento, Amelia voló de Hawaii a California. Ese mismo años, realizó el primer viaje en solitario de Los Ángeles a la Ciudad de México. Para entonces ya era una celebridad en el mundo entero.

Sería, sin embargo, su malogrado viaje por la cintura del globo terrestre la hazaña que la haría inmortal. Su último vuelo lo realizó el 2 de julio de 1937. Ese día, despegó de Papúa Nueva Guinea, para completar una etapa más de su arriesgado viaje. Pero en algún punto del Pacífico, su bimotor, el ‘Electra’, desapareció. Jamás se supo nada más de Amelia.

La teoría más extendida sobre la desaparición de Earhart es que la piloto se quedó sin gasolina y se estrelló en el océano Pacífico. En efecto, Amelia contactó a los barcos de la U.S. Coast Guard, con el mensaje de que no podía encontrar la pequeña isla en la que se suponía que debía aterrizar. Después, se habría quedado sin gasolina, falleciendo al caer al océano.

El International Group for Historic Aircraft Recovery, por el contrario, sostiene que Earhart sobrevivió al accidente y, después de pasar un tiempo en una diminuta isla desierta, la isla de Nikumaroro, murió. Un esqueleto de la altura de Earhart encontrado en dicha isla en 1940 sería la prueba.

El mismo esqueleto, por cierto, inspiró uno de los misterios de la serie ‘Lost’’, en la que además aparecía un personaje con el nombre de la famosa piloto.

Otros prefieren pensar que Earhart se suicidó, y por supuesto no faltan quienes creen que fue abducida por los extraterrestres. En un libro de 1970, un investigador sostuvo que Amelia sobrevivió al accidente y fue tomada como prisionera por los japoneses.

Luego, al final de la segunda guerra mundial, las fuerzas estadounidenses la encontraron y la repatriaron en secreto a Nueva Jersey, donde tomó el nombre de Irene Bolam y se dedicó a las finanzas. Pero entonces la verdadera Bolam se enteró de la existencia del libro y demandó al autor por un millón y medio de dólares.

Puede que nunca averigüemos qué fue de Amelia Earhart, pero con sus hazañas dejó claro cuál era el destino de las mujeres: superar los hitos de los hombres.

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