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Basada en un relato inédito de Arturo Pérez-Reverte

'Oro', la cruenta conquista de América según Arturo Pérez Reverte llega a la gran pantalla

Se estrena ‘Oro’ una historia inspirada en la expedición de los conquistadores Lope de Aguirre y Núñez de Balboa, basada en un relato inédito de Arturo Pérez-Reverte, que cuenta la historia de un grupo de 30 hombres y dos mujeres que viajaron por la selva amazónica en busca de El Dorado.

-Fotograma de 'Oro'

Fotograma de 'Oro'Agencias

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A lo tonto, ya ha pasado más de una década desde la primera colaboración de Agustín Díaz Yanes y Arturo Pérez-Reverte en su éxito de taquilla ‘Alatriste’, aquella obra que quería meter un montón de historias del personaje en solo una película. A pesar de esa extrañeza narrativa, Díaz Yanes conseguía sumergirnos con éxito en esa España guarra, esa historia con mugre y espadas que tanto fascina al escritor.

Ahora el combo creativo reincide en la historia de nuestro país para remontarse a finales de siglo XVI y desplazar la acción hacia algún lugar de Latinoamérica. La diferencia es que, en vez de una colección de libros, adapta un relato corto, inédito, de Reverte, que él mismo ha trasladado a guion cinematográfico, con la consecuente mejora en el aspecto del ritmo, puesto que la historia está más centradita y va al grano.

Lo que sí que tienen en común ambas adaptaciones es que no son tanto una descripción visual de un hecho concreto como un intento loable de retratar el ambiente de la época como algo periférico al relato que busca contar, en este caso, la búsqueda de fortuna de un grupo de soldados en un momento cualquiera de la conquista.

Aunque si pensamos en ese episodio de la historia española automáticamente miremos hacia 'Aguirre, la cólera de Dios', la película no trata tanto sobre la locura de un hombre que arrastra a los demás, como un retrato del carácter miserable del español según lo entiende Reverte, ese del que tanto habla y que le caricaturiza a él mismo, aunque lo cierto es que sabe clavarlo en la ficción y en ‘Oro’ no decepciona.

Aunque la película sí que tiene algo del Herzog moderno, en su captura casi documental del día a día de una expedición de hombres al límite. Lo mismo se puede decir de su relación con ‘El Dorado’, con la que coincide en tomar las Crónicas de Indias como base de su propia reimaginación de la historia, eso sí, sin apelar a la magia cinematográfica o la épica que aparecía en el injustamente olvidado largometraje de Saura.

La obra de Díaz Yanes funciona a un nivel más íntimo, en parte con ánimo de crear una pieza de tragedia épica y cine del oeste autóctono bastante inédita y por otra, para servir como libro de ilustraciones animado de los diarios del escriba, que narra con voz en off lo que va ocurriendo, dando la impresión de ver una recreación fidedigna de cómo sucedía día tras día, sin que los hechos que van cambiando el nudo narrativo se acompañen por una banda sonora efectista o que busque la emoción de la aventura.

El director parece haber tomado buena nota de la descripción del antihéroe de Sam Peckinpah: hombres violentos y crueles llenos de sudor, mugre y barbas raídas en las que casi se puede oler restos de vino avinagrado y que su valentía va de la mano con su mezquindad. Su aventura tiene tanto honor como el que se puede tener matando y violando indígenas, como el que es capaz de luchar mano a mano con el compañero para después clavarle la espada a la menor ocasión.

Fotograma de 'Oro'
Fotograma de 'Oro' | Agencias

Hay un buen elenco detrás de estos conquistadores con unos grandes Coronado y Arévalo y aún mejor Bárbara Lennie. Jaenada sobreactúa, pero no le queda mal en la locura de su personaje y en general consiguen una descripción muy creíble del momento que recrean.

No ha habido un arrojo visual algo más robusto, puesto que la etapa digital que vivimos no sienta bien a algunas pantallas grandes y la textura es demasiado palpable, faltando algo del grano cinematográfico que hacen estas aventuras indelebles, a pesar de todo se echan en falta estos trabajos de género propiamente nuestros, como dice el propio Reverte, este es nuestro ‘Western’. Y no va nada desencaminado.

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