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LA MIRADA DEL OTRO COINCIDE CON EL DÍA DEL ORGULLO GAY

El Museo del Prado sale del armario para celebrar también el World Pride 2017

Con “La mirada del otro: Escenarios para la diferencia”, el Museo del Prado propone un itinerario expositivo en el que se invita al visitante a que compruebe la realidad histórica de las relaciones entre personas del mismo sexo y de las identidades no normativas. Podrá visitarse en la pinacoteca hasta el próximo 10 de septiembre.

-El Museo del Prado estrena 'La Mirada del otro', con motivo del World Pride

El Museo del Prado estrena 'La Mirada del otro', con motivo del World PrideMuseo del Prado

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En inglés, se llama ‘gay gaze’ o ‘gaydar’ a la capacidad que tienen muchos homosexuales de reconocerse los unos a los otros a través de la mirada, después de sostener ésta algunos segundos más de lo que los buenos modales o la prudencia aconsejan.

Pues bien, desde ayer, el Museo del Prado es cómplice de ‘la mirada del otro’. Por primera vez, y con motivo del World Pride de Madrid que se celebrará la semana que viene, un museo de estas características se acerca a su colección desde una perspectiva LGTBQ, tratando de contextualizar el amor entre personas del mismo sexo y las identidades queer en la basta Historia que abarcan sus pinturas.

Algo que en otros de sus museos ‘hermanos’ resulta todavía impensable (¿cuántos años tendrán que pasar hasta que pueda organizarse algo así en el Hermitage?).

“La mirada del otro”, a pesar de lo que pueda parecer, no es un exposición, sino un recorrido por la exposición permanente. Se ha querido así evitar sacar las pinturas de su lugar habitual en la pinacoteca y colocarlas en una especie de guetto, como se acusó recientemente a la Tate Britain después de su exposición sobre arte homosexual. El Museo del Prado, en fin, aboga por normalizar lo que ya es normal.

Museo del Prado
Museo del Prado | Museo del Prado

El recorrido, que podrá visitarse hasta el próximo 10 de septiembre, consta de cuatro tramos. El primero, llamado ‘Amistades inmortales’, propone un acercamiento a las relaciones homosexuales del mundo clásico que, desde la Antigüedad, han permanecido mitificadas en la historia del arte y en la literatura como punto de partida para la creación de una identidad alternativa a la autorizada. Como por ejemplo, la relación entre Antinoo y Adriano o la de Orestes y Pílades.

Museo del Prado
Museo del Prado | Museo del Prado

El segundo, ‘Perseguir los deseos’, aborda la persecución que tanto los artistas como las obras de arte sufrieron a lo largo de la historia tanto por su identidad personal como por su contenido o iconografía. Algunos de ellos, como Botticelli o Leonardo, fueron sometidos a juicios por sodomía, lo que influyó en su pintura posterior, mientras que otros artistas ejercieron de verdugos contra los primeros. La misma fortuna aconteció a numerosas obras de arte que fueron encriptadas o conducidas al ostracismo por lo que revelaban visualmente. Un ejemplo es “La asamblea de los dioses a Apolo que conduzca el carro del Día”.

El cuerpo y su imagen articulan el tercero de los tramos: ‘Engañosas apariencias’. La desobediencia a lo normativo del cuerpo se manifiesta en representaciones históricas, con ejemplos clave en la colección, como el Hermafrodito o las mujer barbuda de Ribera, a los que se añaden ejemplos de travestismo o intercambio de roles de género. Por ejemplo, un Aquiles travestido en el “Aquiles entre las hijas de Licomedes” que pintó Rubens, o el intercambio de roles entre Hércules y Ónfale en la obra de Antonio Dumandré.

Museo del Prado
Museo del Prado | Museo del Prado

‘Amar como los dioses’, el último tramo del recorrido, agrupa una serie de obras de carácter mitológico que representan las relaciones entre iguales en escenarios ajenos al mundo real y que fueron destinadas a espacios privados reservados a la mirada del poder: solo los poderosos podían contemplar, y protagonizado por dioses, lo que estaba prohibido a los mortales. Destacan en esta parte ‘La muerte de Jacinto’ de Rubens o su famoso rapto de Ganimedes.

Por último, cierran el recorrido dos obras rescatadas de los fondos del museo para la ocasión: ‘El Cid’, de Rosa Bonheur, y ‘El Maricón de la Tía Gila' de Goya. De homosexuales, un término que empezó a usarse en la misma época en que la colección del Prado acaba, no se habla en “La mirada del otro.

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