El legado de El Hortelano, el pintor de la realidad imperfecta

"Creo en una pintura que consagre la realidad".

"Una pintura fuerte, como la emoción de la semilla del garbanzo y, a la vez llena de dudas, frágil, como las lágrimas que destilamos en nuestras vidas".

"Imágenes que hinchen gloriosamente la realidad cotidiana, para formar cuadros-oraciones, que aceleren el brillo de los misterios de cada minutos".

Así hablaba El Hortelano de la pintura.

Su obra, en cierto sentido poética, bailaba al son de Madrid, de sus bajo fondos, de una realidad contemplada de cerca, enfocada sobre el detalle.

Un trabajo figurativo, autodidacta, enmarcado en la movida de los 80, que se extendió a lo largo de las décadas por los bares, por las calles de la capital.

El Hortelano ha muerto a los 62 años, a las puertas de 2017. Sus pinturas representan toda una época y por eso fue galardonado en 2009 con la medalla al mérito de las Bellas Artes. Fue, sin duda, uno de los artistas más importantes de su generación.

Fue pareja sentimental durante muchos años de la artista Ouka Lele y creció profesionalmente de la mano de Alberto García Alix y Ceesepe, entre otros. Ilustró la portada de varios discos, como los de Radio Futura y Gabinete Caligari. Sus últimas obras se inspiraron en el agua, el mar, los arrecifes de coral…

"Creo en el hombre contemporáneo, imposible de definir con un arte de actos reflejos y expresados pobremente por los mass-media actuales… Una pintura como fijador místico de los momentos normales de todos los días, como lavarse los dientes, esquivar un coche, tomar un café, mirar al cielo y no entender nada. El enigma de los minerales, los celos y el baile de los astros. El polen de los panales, el fuego de los amigos, y los besos que estallan de persona a persona; esos besos que iluminan las ventanas de los edificios y rebotan de pared a pared. Creo en el oro de la ternura, y en el furor de los bebés traviesos que pulverizan juguetes antes de la merienda…"