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Google no es bien recibido por los vecinos de este barrio

Fuck off Google: el barrio que se levanta en armas contra el todopoderoso buscador

Puede que a estas alturas del año, con el buen tiempo y las mayores horas de sol, estés pensando en el verano y en el destino de tus vacaciones. ¿Te has planteado Berlín? Si es así, puede que en tu lista de lugares que visitar se encuentre Kreuzberg, uno de los barrios más alternativos y con más vida cultural de la capital alemana. Es el destino perfecto para perderte por zonas ideadas para el día a día de sus residentes, no para hordas de turistas.

-'Fuck off Google'

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Un skatepark, graffitis, tiendas de ropa alternativa… y carteles en los que se lee “Fuck off Google” (vete a la mierda, Google). ¿El motivo? La compañía está planeando abrir uno de sus campus en el barrio, pero a sus residentes parece que no les hace ninguna gracia tener al gigante como uno más de sus vecinos.

Los habitantes de Kreuzberg no están dispuestos a soportar más incrementos en el alquiler debido a la gentrificación. Y Google no lo está teniendo fácil: se ha topado con una zona que goza de una buena trayectoria sindical y activista.

No es el primer campus que pretende abrir el imperio del buscador; ya tiene seis en funcionamiento en diferentes puntos del globo. Madrid, Tel Aviv, Londres, Sao Paulo, Seúl y Varsovia son las ciudades elegidas hasta el momento. Y es difícil no dejarse seducir por estos espacios: en ellos tienen hueco todos aquellos emprendedores que quieran trabajar para llevar a buen término su startup, y claro, para ello pueden contar con mentores de Google.

“Es una red global de espacios que acoge grandes ideas que marcarán el futuro”, indican en la web del campus de Madrid. Los planes para poner en marcha esta especie de incubadora en Kreuzberg se centran en una antigua subestación eléctrica que ahora mismo se usa como espacio para la organización de eventos.

En la web de Google se anuncia que pronto abrirán su séptima ubicación: Berlín. También advierte de que se tendrá en consideración a los vecinos, y que no comprarán apartamentos en la zona porque su intención es apoyar a emprendedores y empresas que ya tienen su sede en Kreuzberg. Lo curioso es que no son totalmente nuevos en el barrio: desde hace cuatro años Google tiene una oficina para emprendedores.

Aunque la fecha de inauguración estaba prevista inicialmente para septiembre de 2017, se ha retrasado hasta otoño de 2018. ¿Pero qué supone que abran uno de estos lugares en tu barrio? En en apariencia, parece algo bastante inocuo. Sin embargo, la incorporación de Google al barrio responde al modelo de ciudad creativa, o ‘smart city’, donde garantizar la acogida de las personas creativas se convierte en la nueva tarea de las ciudades.

Estos modelos se apoyan en un nuevo concepto de economía en la que la creatividad humana se convierte en la fuerza determinante de la vida económica. La teoría fue desarrollada por el académico estadounidense Richard Florida en la primera década del 2000, y parte de la idea de que la nueva riqueza, las nuevas tecnologías e industrias se sentirán atraídas si se pone el foco en cuidar a esta “clase creativa”.

Florida es el culpable de la invasión de las tostadas con aguacate, del auge de la quinoa y de la gentrificación. Muchas ciudades se dejaron seducir (y continúan haciéndolo) por su modelo plasmado en The Rise of the Creative Class (“El auge de la clase creativa”, todo un bestseller). Muchos alcaldes se subieron al carro para tratar de revivir sus ciudades y competir por mejores recursos.

16 años después, lo que parece que no se ha tenido en cuenta son los efectos secundarios que acarrea abrazar a la clase creativa: el incremento de la desigualdad urbana, la gentrificación y la expulsión de los locales de su barrio de toda la vida.

Y precisamente esto es lo que tratan de evitar en Kreuzberg. Los vecinos argumentan que la presencia del campus de Google “acelerará la rampante gentrificación haciendo la vida de los locales más difícil”. Los alquileres en Berlín ya son caros, y la ola de empleados del nuevo espacio puede empujar a que se sigan incrementando; los recién llegados podrán permitirse pagar más dejando fuera de la puja a los residentes de toda la vida.

Así que ¿de qué manera revierte en la ciudadanía la apertura del campus? Según los habitantes que se alzan en contra, únicamente de manera negativa, ya que la repercusión es mínima en la economía local frente a todo lo que desencadena.

“Creo que Google se sorprendió de tener oposición”, aseguraba a un medio británico Stefan Klein, un activista local. Desde hace algún tiempo, algunos grupos de inquilinos se estaban movilizando por cuestiones como la gentrificación o la privatización del espacio público, así que cuando el gigante decidió mudarse a Berlín, el barrio ya estaba organizado.

La pregunta que viene ahora es: ¿quién ganará la batalla?

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