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Reivindicación, empoderamiento y mucha monería

Así es formar parte del movimiento Lolita: hablamos con Zazi White

El movimiento Lolita ha dado lugar a todo un submundo de diseño con marcas propias, desfiles y celebridades internacionales. No se trata de un tipo elaborado de disfraz y mucho menos de un fetiche sexual relacionado con la novela de Vladimir Nabokov. Es moda. Es un estilo de vida. Es la monería en su máxima expresión. El Lolita tiene muchos enfoques diferentes que dependen de cada experiencia y visión personal. Hablamos con Zazi White, una de las representantes más visibles y estudiosas de nuestro país, sobre lo que significa para ella formar parte de este dulce colectivo abrasado por los prejuicios.

-Sugar Coated

Sugar Coated72U Sugar Coated

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El movimiento Lolita procede de la subcultura japonesa e incorpora elementos victorianos y del rococó para crear estilismos llenos de fantasía y femineidad.

Aunque sus orígenes son inciertos, y a la espera de que el libro que el escritor Novala Takemoto (autor de la novela ‘Kamikaze Girls’) está realizando al respecto arroje un buen foco de luz sobre el tema, es sabido que el movimiento se popularizó alrededor del año 2000 en estrecha relación con la conocida estética de Harajuku, el barrio de Tokio famoso por sus espectaculares street styles.

Nada que ver con la Lolita de Nabokov, al parecer el título está más bien basado en el criterio arbitrario y meramente estético que a menudo caracteriza a la cultura japonesa.

En nuestro país el lugar señalado para conseguir material Lolita es la barcelonesa Madame Chocolat, una tienda pionera y muy estimada por la comunidad, rica en prendas de primera y segunda mano. Allí fue donde, en 2011, Zazi White compró una falda verde menta que la enamoró por completo y dio comienzo a su andadura.

 

El proceso de transformación puede dar lugar a una especie de alumbramiento de la verdadera identidad y está cargado de belleza y autocuidado, por lo que resulta placentero en sí mismo y sin duda incrementa la confianza y la autoestima de quienes disfrutan de él independientemente del género. Los efectos de alterar la propia imagen a un nivel tan fantástico son decisivos para el autoconcepto. Zazi White, extraordinaria fotógrafa y fanzinera incansable, lo explica así.

“Cuando me visto me siento como en una metamorfosis de magical girl, y siento que me convierto en la versión ultrapoderosa de mí misma. Es como si te estuvieras transformando en quien realmente eres. Salgo a la calle sintiéndome la puta ama, me empodera un montón”.

Existen numerosas categorías dentro de esta misma subcultura, pero hay ciertos elementos clave: la hechura de la falda voluminosa resulta esencial así como la multitud de accesorios que recarguen el conjunto al modo rococó y, pese a los diferentes registros que se pueden adoptar, desde el más suave y azucarado, llamado sweet, hasta el gothic, siniestro y misterioso, pasando por el retrofuturismo apocalíptico del steampunk, es frecuente mezclarlo todo dependiendo de los gustos personales y el estado de ánimo de cada día.

Y, si empezaste antes del año 2010, lo más seguro es que fuese adoptando el hoy llamado old school, popular estilo de puntilla blanca combinada con negro o rosa.

 

El fundamento es buscar siempre la belleza y el preciosismo, y permitir que ese espíritu envuelva cada sensación, cada movimiento, ya sea tomando el té, durante un pícnic, dando un paseo o realizando cualquier otra actividad cotidiana.

El estilo más recargado y difícil de conseguir es el OTT (over the top): “Que empezó siendo sweet con pelucas enormes de colores pastel, lazos y mil accesorios, y luego empezó a llevarse más el classic OTT, que es el mismo concepto pero con bonnets enormes con flores, bajofaldas, accesorios muy elaborados… Son estilos complicados de llevar porque requieren mucho trabajo, y en la calle son incómodos porque la gente te mira más, sobre todo con el OTT sweet. Muchas los dejan para eventos grandes, salvo algunas como la maravillosa @bowsbeforeboyss, que lo lleva más o menos siempre”, explica Zazi.

Actualmente Zazi se siente muy atraída por el old school: “Tiene que ver con que me encanta revolver en internet y en revistas viejas. Quizá también con que me siento un poco nostálgica con respecto al Lolita más antiguo, romántico y reflexivo, que prestaba más atención a artistas asociados a la subcultura. También está relacionado con el libro ‘So Pretty Very Rotten’, donde se habla de madurar en el Lolita con un estilo más relajado y esencial, al que se asocian marcas llamadas otome como Jane Marple, Milk o Shirley Temple’".

Lo cierto es que el Lolita requiere esfuerzo y dinero. Aunque siempre se pueda recurrir a la segunda mano y a las cada vez más abundantes marcas chinas más baratas, que el movimiento haya dado lugar a un mundo de la moda paralelo con marcas, tendencias, colecciones y temporadas genera ciertas críticas dentro de la parte más activista del sector.

“A veces siento que es todo demasiado capitalista. Recuerdo ver en foros hace años cómo la mayoría enseñábamos contentas y orgullosas que habíamos apañado una falda del mercadillo o la cofia que te habías hecho con unos encajes de tu abuela, o cuando ahorrabas un montón para poder comprarte un vestido concreto que te enamoró. Era bastante bonito”, analiza Zazi, que ante un presupuesto ajustado prefiere apostar por la segunda mano antes que por las marcas de dudosas prácticas laborales o las que se dedican a replicar diseños sin pudor.

Sugar Coated
Sugar Coated | 72U Sugar Coated

Resulta evidente que adoptar un look tan fantasioso es una declaración de intenciones, sobre todo en el momento de salir a la calle y exponerse a la mirada ajena. Se trata de una performance a pequeña escala, una forma de romper los estrictos esquemas que constriñen al mundo y sus raíces lo delatan.

“El sistema en Japón se basa en una sociedad patriarcal muy recta donde la uniformidad es muy importante. El papel de la mujer está muy claro, ser una estudiante perfecta hasta casarte durante la veintena y pasar a ser una maravillosa ama de casa mantenida por tu marido. Cada vez son más las chicas que rechazan este patrón, pero si piensas que tu periodo de libertad es tan corto y oprimido, es normal que surjan estéticas extremas como forma de rebeldía”.

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Sugar Coated | 72U Sugar Coated

Se dice también que en los antecedentes del Lolita figuran las Nagomu Gals, cuyo muso era Kera Nagomu, cantante del grupo Uchoten y fundador del sello Nagomu, y que tomaron gran influencia estética de Jun Togawa, estrella del eclecticismo y la libertad que llegó a cantar sobre su menstruación en una actuación televisiva durante los ochenta, causando un gran impacto social.

Muchas adeptas abandonan la moda por motivos personales de toda índole. Se puede dar una pérdida de interés natural en la estética o un desencanto por la evolución del movimiento, pero también hay quien alega un cansancio de corte social: “Realmente es algo que requiere esfuerzo, y no sólo para vestirse en casa, sino para reunir la fortaleza que requiere salir a la calle así a enfrentarte al mundo”.

Sugar Coated
Sugar Coated | 72U Sugar Coated

Esto es importante. Como refleja muy eficazmente el breve documental ‘ Sugar Coated’, seguir este estilo de vida no resulta fácil. Es frecuente que en el propio entorno familiar se den las primeras muestras de rechazo. “Hay gente que no se atreve a salir a la calle sin compañía vistiendo Lolita, o gente que directamente lo vive en solitario en su casa. La presión al salir al exterior puede ser brutal.” Pero vivirlo en comunidad no soluciona las cosas: “Cuando se sale en grupo siento que puede llegar a ser incluso más hostil, porque se atraen más miradas, pero entiendo a quien sólo quiera ir en grupo porque te sientes más arropada”.

Se trata de un colectivo abrasado por las faltas de respeto constantes y completamente injustificadas. Donde sería comprensible que fuesen bien recibidas por una estética deliciosa e inofensiva que aporta a cualquier escenario esmero y fantasía, lo común es que encuentren muestras del rechazo más visceral.

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Sugar Coated | 72U Sugar Coated

“Hemos vivido situaciones muy violentas saliendo en grupo, como una vez en Londres que veníamos de un gran evento. Al pasar por una zona turística muchísima gente se puso a hacernos fotos y dos señores se empezaron a burlar de nosotras. La cosa se calentó hasta el nivel de ofrecernos hostias y gritarnos EXIT BREXIT”.

La gente las fotografía sin parar sin ser consciente de la ilegalidad del gesto, de la falta de respeto que supone y de que reaccionar violentamente es la guinda del pastel: “Lo que más me enciende y me hace saltar es que digan que si te vistes así para salir a la calle es porque quieres llamar la atención”, justificación extremadamente absurda y violenta que no legitima ninguna opinión no solicitada, el hurto de la imagen sin permiso o la invasión del espacio personal. Se visten así porque les gusta, porque quieren, porque es divertido, porque es bonito. Y punto.

El otro aspecto que harta al colectivo, y con razón, es el relacionado con el concepto nabokoviano de Lolita. Corre el rumor de que son aficionadas por definición a los hombres mayores, incluso de que son unas perturbadas, y sólo su indumentaria da pie a que se acerquen señores de dudosa intención. Hace años tuvo lugar en nuestro país un suceso bastante escandaloso, cuando un foro de Lolitas fue invadido por una cantidad ingente de miembros de un foro de ageplay con tendencias pedófilas e incluso hubo necesidad de que interviniera la policía.

Pese a los inconvenientes, la magia del proceso y el apoyo dentro la comunidad suelen compensar. Zazi White está preparando un fanzine que abordará el tema desde un enfoque muy personal que incluirá textos reflexivos y una colección de fotografías de una de las Lolitas más influyentes de nuestro país, “ella encarna muy bien el espíritu del movimiento y compartir esos momentos en su casa, en esa especie de templo Lolita que es su habitación, fue una experiencia maravillosa.”. Hace falta ser un auténtico monstruo para meterse con ellas.

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