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El tacto del renacuajo dispara el instinto paternal de la rana venenosa

El tacto del renacuajo dispara el instinto paternal de la rana venenosa

Las ranas venenosas macho, protagonistas de #Cienciaalobestia, transportan a sus renacuajos a sus espaldas hasta charcas más seguras. Un experimento demuestra que solo el contacto de las crías con las espaldas de ranas adultas –sean o no sus padres o incluso hembras– impulsa esta conducta protectora.

El tacto del renacuajo dispara el instinto paternal de la rana venenosa

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El cuidado de las crías se extiende a todo el reino animal y las ranas venenosas no son una excepción. Una vez que los renacuajos eclosionan, los padres los recogen y los llevan en sus espaldas hasta los charcos donde se desarrollarán. Hasta ahora, los procesos que desencadenan el cuidado parental se habían estudiado en aves y mamíferos, pero no en estas ranas.

Un estudio publicado en Journal of Experimental Biology revela por primera vez cuál es el estímulo concreto que dispara el instinto paternal de las ranas cuando llevan a sus crías a las charchas repartidas por todo el bosque.

Los científicos de la Universidad de Viena (Austria) y la de Harvard (EE UU) comprobaron con un experimento qué es lo que motivaba a las ranas a desplazarse y para ello, colocaron renacuajos con los que no tenían ninguna relación familiar en las espaldas de diferentes anfibios adultos machos y hembras.

Los resultados demostraron que las ranas venenosas son padres ejemplares. Incluso las hembras, que en condiciones normales rara vez desempeñan el papel de “transportistas”, asumieron las funciones parentales como los machos cuando se les colocaron renacuajos en sus espaldas.

Crías propias o ajenas

Los científicos pudieron seguir a las ranas gracias a la colocación de transmisores miniatura. “Queríamos saber si los renacuajos ajenos también eran transportados a las charcas. Los resultados muestran que, aunque los renacuajos no sean recogidos por los adultos, el contacto con las espaldas de las ranas adultas es suficiente para desencadenar el transporte”, declara el líder del proyecto, Andrius Pašukonis, de la universidad austríaca.

Las pruebas realizadas a machos y hembras revelaron que todos los ejemplares transportaron a los renacuajos independientemente de su origen y de si los recogían ellos mismos o no.

A pesar de que los investigadores desconocen aún el mecanismo por el que este comportamiento instintivo se produce, sospechan que los estímulos táctiles como ciertos movimientos de los renacuajos podrían entrar en juego. “Estos hallazgos son interesantes porque revelan cómo un estímulo puede impulsar este comportamiento tan complejo”, añade el científico. Además, el tacto también motiva el recuerdo de los lugares a los que tienen que ir.  

Referencia bibliográfica:

Andrius Pašukonis, Kristina Barbara Beck, Marie-Therese Fischer, Steffen Weinlein, Susanne Stückler y Eva Ringler. “Induced parental care in a poison frog: a tadpole cross-fostering experiment” Journal of Experimental Biology

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