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AL FINAL NO ERA UNA PÉRDIDA DE TIEMPO

¿Quieres encontrar trabajo en Google o con Elon Musk? Si eres un friki de los videojuegos lo tienes más fácil

Los logros conseguidos en un juego como World of Warcraft pueden ser lo que haga que una empresa se decante por un candidato frente a sus competidores.

Un jugador

Un jugador Jalisco Campus Party en flickr cc

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Que te pasas las horas muertas jugando a la consola o al ordenador no parece algo digno de poner en tu currículum. Tus padres, salvo que sean muy modernos, seguro que están de acuerdo. Por desgracia, sentir pasión por los videojuegos y dedicarles un puñado de horas cada día aún es visto como una distracción. Y a veces lo es, pero los más furibundos detractores de los juegos se equivocan: dar rienda suelta a los instintos ‘gamers’ no siempre es una pérdida de tiempo.

Que se lo digan a Stephen Gillet. Google acaba de ponerle al frente de Chronicle, su nueva empresa de seguridad informática, pero su pasado está a los mandos de una ‘guild’ de World of Warcraft (WoW) empuñando un teclado y un ratón. Este apasionado del juego de rol de Blizzard metió la cabeza en la élite de las tecnológicas a través de Yahoo, que le contrató por esa cualidad inusual: era un ‘crack’ del WoW. Esa inversión de horas que seguramente no gustaba demasiado a sus progenitores le acabó dando una ventaja competitiva frente a otros candidatos.

Stephen Gillet, CEO de Chronicle
Stephen Gillet, CEO de Chronicle | Fortune Live Media en flickr cc

No es el único. El mismísimo Elon Musk ha reconocido que los reclutadores de Space X acuden a las ferias y competiciones de ‘gaming’ en busca de talento, pues los jugones son, al parecer, unos genios de la ingeniería aeronáutica. “Comparada con muchos de los algoritmos de los videojuegos multijugador online masivos [como el propio WoW], una secuencia de acoplamiento es en realidad bastante sencilla”, señalaba en una entrevista. “Animo a la gente de la industria de los videojuegos a que piensen en crear la próxima generación de naves y cohetes espaciales”.

El padre de las interfaces futuristas de ‘Minority Report’, John Underkoffler, coincide con el promotor de PayPal, Tesla y Space X en su interés por los ‘gamers’. El hombre que puso a Tom Cruise a manejar una pantalla invisible con los gestos de sus manos contrata sobre todo a desarrolladores de videojuegos para Oblong, su ‘startup’, que intenta crear una versión real de la tecnología que vimos en el cine.

“Una empresa cuya misión es cambiar el mundo a través de interfaces de usuario radicalmente nuevas debe prestar una atención especial a los gráficos, el diseño y la interacción”, ha explicado. “No hay industria en la que esos elementos vayan juntos de la misma forma que en los videojuegos. Un diseñador o desarrollador de juegos tiene unas habilidades y una forma de pensar que lo hacen perfecto para nuestro trabajo”.

También en Google, donde acaba de recalar Gillet, sienten especial devoción por los ‘gamers’. El propio vicepresidente de Recursos Humanos de la compañía, Laszlo Bock, ha confesado en un libro que la habilidad para jugar al Guitar Hero es un plus para llegar a ser un ‘googler’. Y no es la única extraña cualidad que se toma en consideración. De hecho, la plantilla del gigante de Mountain View destaca por su increíble colección de gente prodigiosa: desde ganadores del premio Óscar hasta deportistas profesionales que han jugado con su selección nacional o artistas del Circo del Sol.

Ser un as del código no es lo único que busca el gigante al escoger a sus futuros trabajadores. De hecho, el pasado de los fundadores de la empresa, Larry Page y Serguéi Brin, tiene mucho que ver con esta forma de fichar. Ambos se educaron en colegios que seguían el método Montessori, que busca liberar todo el potencial del niño durante sus etapas formativas. Por eso, según Bock, “querían crear una compañía donde los empleados se sintieran libres para seguir sus pasiones”. No hay duda de que lo han conseguido.

Otro ejemplo de ‘gamer’ que acaricia las mieles del éxito es el de Jann Mardenborough, que ha acabado conduciendo un coche de carreras para Nissan tras ganar una competición del videojuego Gran Turismo. Demostrar su pericia con el título de PlayStation le abrió las puertas del automovilismo y fue el inicio de una prometedora carrera como piloto.

Jann Mardenborough
Jann Mardenborough | Agencias

“Tal es la naturaleza de la programación de videojuegos que tienes que estar acostumbrado a fallar, recalibrar y seguir adelante de manera eficiente, rápida y sin dramas”, explica Richard Taylor, vicepresidente de la Asociación de Software de Entretenimiento estadounidense. “Tanto para desarrollar como para jugar a videojuegos se requiere capacidad para colaborar y adaptarse, pues hay que asociarse para cumplir tareas. Son elementos que atraen a las empresas”. Ser jefe de un gremio exitoso en World of Warcraft, como Gillet, demuestra al responsable de Recursos Humanos que sabes liderar a un grupo.

De hecho, convertir los propios procesos de selección en algo parecido a un juego es algo con lo que algunas grandes compañías (como Marriot, LOreal o PwC) ya están experimentado. “Cada vez se están viendo más empresas e instituciones que utilizan juegos para reclutar, entrenar e inspirar a sus empleados, ahora que los chavales que están entrando al mercado laboral han crecido con los videojuegos”, confirma Taylor.

‘Startups’ como Scoutible (fundada por una exempleada de la Casa Blanca), Knack o Starfighter se dedican a aplicar las virtudes de la gamificación a la selección de personal, convirtiendo la búsqueda de talento en un juego que le hará más llevadera la experiencia al candidato y servirá a la empresa para valorar de forma más precisa sus capacidades.

Videojuegos y trabajo no están tan reñidos como piensan tus padres. Aunque también es cierto que, como muestra algún estudio, cada vez son más los jóvenes que prefieren pasarse el día jugando a la consola que labrarse un porvenir. Todo en su justa medida. Si quieres poner en tu currículum que eres todo un ‘gamer’, primero tendrás que conseguir estudios y experiencia para rellenar el resto de la hoja.

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