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NO TODO SON ALEGRÍAS EN EL VALLE TECNOLÓGICO

El Silicon Valley oculto: emprendedores-patera y la muerte del sueño americano

Silicon Valley es la meca mundial de la tecnología, pero no todos parecen tan beneficiados por este hecho. Sobre todo, en la propia ciudad de San Francisco.

No siempre se conocen las mieles del éxito

No siempre se conocen las mieles del éxito TecnoXplora

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Es el lugar en el que estar. El 'place to be', como dicen los americanos. Silicon Valley y los alrededores de San Francisco son, desde hace pocas décadas, la meta de todo emprendedor tecnológico. El sitio donde se concentra el mayor talento, las mejores empresas y los mejores cerebros 'techies' del mundo.

Tienen un mercado que acaba prediciendo las tendencias tecnológicasmedio mundo se pelea por hacer lo mismo, pero Silicon Valley es único... para bien y para mal.

Porque, a pesar de tratarse del sitio donde la tecnología mundial da todos sus pasos obligatorios y donde jóvenes de todo el mundo cumplen sus sueños emprendedores o trabajan en las mejores empresas sobre la faz de la Tierra, Silicon Valley tiene (lógicamente) otras caras e historias que no son tan amables.

El sueño emprendedor que se frustra

En Silicon Valley y sus alrededores (normalmente se suele llamar Silicon Valley al propio valle, pero también a los pueblos que lo rodean y a la propia ciudad de San Francisco) se concentran muchas empresas tecnológicas. Muchísimas. Y crecen a un ritmo exponencial. Según el inversor catalán Miguel Valls, afincado allí, “en San Francisco hay cerca de 2.500 startups; y en el resto del valle, otras 2.500. En total, más de 5.000 empresas”. Ni que decir tiene que, ante tamaña conglomeración, la competencia es feroz.

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Si a eso le sumamos el progresivo encarecimiento del valle y San Francisco, el resultado es que algunos de los emprendedores que acuden a San Francisco en busca del sueño americano no pasan sus primeros meses en las mejores condiciones, precisamente.

El auge de los emprendedores-patera

En los primeros momentos de fama de Silicon Valley florecieron las casas particulares que se iban configurando como pequeñas 'incubadoras' de startups, en las que los jóvenes emprendedores aprovechaban una instalación grande, como es una casa (mucho más atractiva que una habitación en un pequeño piso), para vivir, trabajar y relacionarse con otros emprendedores. De este modo se empezaba a configurar un mantra que, aunque repetido, no deja de ser cierto: Silicon Valley es un sitio tremendamente competitivo, pero la 'hermandad' entre emprendedores es mucho mayor que la que puede haber en cualquier otro sitio.

Con el tiempo, el modelo de las 'casas de emprendedores' ha dejado de ser una mera solución logística para convertirse en un verdadero estilo de vida. Y una de ellas, precisamente, tiene sello español. Se trata de Startup Embassy, una casa situada en Palo Alto (la miniciudad en la que está instalada Facebook, entre otras compañías) comandada por Carlos de la Lama-Noriega. En poco más de un año, Startup Embassy ya ha acogido a más de 400 emprendedores procedentes de 44 países diferentes, unos emprendedores que no solo han encontrado acomodo físico, sino también moral y laboral por parte de otros emprendedores.

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Sin embargo, no todas las situaciones son tan estimulantes como las de Startup Embassy. De un tiempo a esta parte, en San Francisco están empezando a aflorar los llamados emprendedores-patera, una situación que nos sitúa ante varios emprendedores (más de los que dictaría la lógica) apelotonados en un piso en el que malviven gastando el menor dinero posible para poder financiar sus posibilidades de éxito en el ecosistema emprendedor más puntero –pero también más destructivo– del mundo.

Los desorbitantes precios de Silicon Valley

Las razones de este hecho están claras: San Francisco y el valle se han vuelto sitios caros. Muy caros. Carísimos. Nos basta hacer una encuesta a varios emprendedores españoles en la zona para conocer algunos datos:

  • Vivienda: “Si quieres vivir en una zona más o menos buena de San Francisco, el apartamento más normalito, con una habitación y poco más, no baja de 3.000 dólares al mes”, nos cuenta uno. “Eso si vives tú solo o con tu pareja”, nos dice otro; “si tienes hijos, es raro que encuentres algo por debajo de los 6.000 dólares. Si tienes coche puedes ir a Berkeley, que es más barato, pero en San Francisco es todo carísimo”.

  • Oficinas: “Si no trabajas desde casa, lo más barato es irte a algún sitio compartido, un coworking, en el que tengas tu mesa y tu silla. Y eso no te baja de los 1.000 dólares al mes”, asegura un español que comparte oficina con otras startups en el centro financiero de San Francisco.

  • Compra, servicios... “Comer en la calle es barato, pero la compra en el supermercado es cara”, nos cuenta Miguel Ángel Díez-Ferreira, CEO de Red Karaoke. Y si tienes niños, tienes que volver a rascarte el bolsillo: “Una guardería puede salirte por unos 1.300 dólares al mes”, nos cuenta Eneko Knörr, CEO de Ludei y padre de tres hijos.

  • Sueldos. Si has ido a Silicon Valley como empleado, a trabajar para alguien, estás de suerte: muy mal se te tiene que dar para bajar de los 100.000 dólares anuales, un montante con el que el altísimo nivel de vida californiano es más asumible. Ahora bien, si la empresa es tuya y necesitas contratar a gente, prepara la cartera: “Aquí un informático recién graduado puede ganar unos 120.000 dólares al año”, nos cuenta Carlos Emilio Gómez, que trabaja desde hace años en Google.

La ¿legítima? presión de los inversores

Si has conseguido subsanar el tema de los precios y el altísimo nivel de vida, ya has dado un paso. Y si tu empresa lleva una marcha adecuada, puedes darte con un canto en los dientes: ya no perteneces al altísimo porcentaje de emprendedores que se volverán a casa con una mano delante y otra detrás.

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Sin embargo, sacar tu empresa adelante también puede tener sus dificultades (como es lógico, por otra parte). Hay emprendedores cuyo mayor problema es no conseguir inversión; para otros, el verdadero problema, de hecho, fue conseguirla. Nos referimos a algunos de los casos que narra el periodista Gideon Lewis-Kraus en No Exit, un reciente libro que cuenta algunas de las penurias a las que puede enfrentarse un emprendedor que no consiga todo lo que se propone en el valle.

En el libro (parte del cual puedes leer en este avance del Wired), Lewis-Kraus habla de startups que acaban siendo presas de sus propios inversores. Particularmente llamativo es el caso de Boomtrain, una disruptiva compañía que tuvo que modificar significativamente sus planes debido a las presiones de sus inversores. Boomtrain pretendía desarrollar un producto que fuera usado por millones de usuarios, pero las prisas de sus inversores por sacar un producto viable y rentable les llevó a ejecutar la palabra mágica de Silicon Valley: 'pivotar'.

El término 'pivotar' es muy frecuente en las metodologías 'lean startup' (concepto número 23 de nuestro diccionario), que pretenden sacar cuanto antes al mercado un producto mínimo viable e ir haciendo variaciones en el producto o incluso en el modelo de negocio de toda la compañía si así lo requiere el mercado.

 

 

Según 'No Exit', los fundadores de Boomtrain tuvieron que ceder a las prisas de sus inversores por recoger beneficios: pese a que sus planes iniciales pasaban por desarrollar un producto para el usuario final, acabaron desarrollando una solución de mercado para otras empresas (B2B-Business to Business).

De vuelta a casa... y arruinados

Pese a todo, en Boomtrain no pueden quejarse (demasiado), ya que siguen en liza, algo que no pueden decir la inmensa mayoría de los emprendedores que prueban suerte en el valle. Porque la historia siempre la escriben los vencedores, los que consiguen el éxito, y los que cuentan que fracasaron lo hacen porque después triunfaron, y están aquí para contarlo. Sin embargo, “Silicon Valley es durísimo, y hay mucha gente que se vuelve a casa muy pronto y sin un duro.

Ojo, que es normal, siendo un sitio tan competitivo, y todo el mundo sabe a lo que viene, pero es mucha la gente que se tiene que volver al poco de llegar porque se ha quedado sin un duro”, asegura Ferreira.

“Aquí no puedes venir a jugar”, nos cuenta Pepe Agell, fundador de Chartboost. “Esto es muy caro y el dinero se gasta mucho antes de lo que crees”.

Sin embargo, no todos los problemas de Silicon Valley se deben a la dificultad de triunfar en el valle. A todo ello hay que añador la 'gentrificación' de San Francisco, una ciudad cuyo nivel de vida ha ido subiendo a una velocidad tan alta que ya se ha cargado a la clase media, dejando la ciudad como un contraste entre los que van a trabajar en el autobús de Google y los que tratan de apalearlo.

Lo veremos en la segunda parte de este reportaje.

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