La nieve no se come y te explicamos por qué

Una de las consecuencias del invierno son las nevadas, y estos días nos acompañan con especial fuerza en la península española.

Un suelo cubierto de un esponjoso manto blanco no sólo se convierte en un espacio de juego, sino también en una tentación, especialmente para los niños: ¿a quién no se le ha ocurrido pegarle un bocado o abrir la boca mientras cae?

Aunque se trata de agua en estado sólido lo cierto es que no es nada aconsejable probar el gusto a nieve. Un equipo de científicos canadienses demostró la razón por la que debíamos evitarlo: la nieve actúa como un sumidero de partículas microscópicas contaminantes, como las que se generan en los tubos de escape de los coches.

En su estudio, publicado en ‘Environmental Science: Processes and Impacts’, simularon las condiciones de una nevada en presencia de contaminantes tóxicos habituales para analizar qué parte de ellos quedaba atrapada en la nieve. Incluyeron compuestos como el benceno, el tolueno, el etilbenceno y el xileno, cuyos niveles midieron periódicamente.

Tras sólo una hora de exposición la concentración de estos químicos había aumentado significativamente. Las partículas quedaban retenidas en la estructura del hielo o disueltas en pequeños depósitos de agua líquida.

Los autores del trabajo estudiaron la dinámica de los contaminantes en la atmósfera y los efectos que tienen en los humanos y el medio ambiente. Tengamos en cuenta que, según las Naciones Unidas, cada año mueren más de tres millones de personas en el mundo debido a la contaminación del aire.

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