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EMITEN GASES Y PARTÍCULAS

Así afecta al planeta la contaminación de las naves espaciales

En su próximo análisis sobre el estado del ozono, la ONU incluirá por primera vez los efectos de las emisiones producidas por cohetes. El motivo: liberan químicos que contribuyen al calentamiento de la atmósfera y a la degradación de las barreras gaseosas que nos protegen de radiaciones perjudiciales.

El pasado ocho de diciembre partió el carguero Dragon de Space X en la decimotercera misión de la empresa

El pasado ocho de diciembre partió el carguero Dragon de Space X en la decimotercera misión de la empresa NASA

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El espacio se está convirtiendo en un verdadero nicho de negocio: mientras algunas empresas fabrican y lanzan satélites comerciales cada vez más asequibles, otras prometen enviar tus cenizas al espacio o elaboran planes para extraer minerales de asteroides. Sin embargo, más allá de las ventajas económicas y científicas de este tipo de actividades, el creciente número de vehículos que parten de la Tierra para rebasar la estratosfera trae consigo otras consecuencias nada beneficiosas.

Los cohetes espaciales liberan en su ascenso gases contaminantes y partículas que pueden alterar las condiciones de la atmósfera. Este fenómeno, escasamente estudiado hasta la fecha, tendrá por primera vez una sección propia en la evaluación científica anual sobre la destrucción de la capa de ozono del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Mundial de la Salud.

Las responsables de los perjuicios son las emisiones producidas por los propulsores de combustible sólido de las naves. Principalmente, dióxido de carbono, agua, carbono y partículas. Se ha comprobado que las de aluminio, en particular, absorben la radiación de longitudes de onda larga emitidas por la Tierra, provocando su calentamiento.

Residuo de óxido de aluminio proveniente de los cohetes de combustible sólido como los que conducen satélites al espacio
Residuo de óxido de aluminio proveniente de los cohetes de combustible sólido como los que conducen satélites al espacio | NASA

Las partículas de hollín del humo expulsado por los motores tienen también consecuencias para el planeta. Se acumulan en las capas más altas de la estratosfera, desde donde absorben la luz solar y acumulan calor, alterando las reacciones químicas para producir la degradación del ozono.

Aunque se tienen muchas pistas, estos fenómenos no se conocen aún en profundidad, como tampoco los efectos de otros compuestos. Uno de los procesos menos estudiados son las interacciones entre la atmósfera y los gases emitidos por los motores alimentados por metano de algunos cohetes. Como aún no se ha plasmado en modelos ni simulaciones, los expertos ignoran sus consecuencias.

Una de las claves para valorar con mayor precisión el alcance del problema radica en estimar la carga de gases que contienen las emisiones. Este dato podría utilizarse para predecir las consecuencias de la contaminación en un escenario futuro donde aumente el número de lanzamientos.

Contaminantes extraterrestres

Pero el problema no se acaba una vez que las naves han abandonado nuestro planeta. Los restos de armazones y dispositivos electrónicos que integran la basura espacial también pueden afectar a las capas gaseosas de la Tierra.

Un estudio publicado a mediados de la década de los '90 demostraba que, cuando uno de estos objetos entra en contacto con la estratosfera, genera una onda de impacto que produce monóxido de nitrógeno, uno de los compuestos responsables de la degradación del ozono, aunque el fenómeno no tenía un impacto global.

Tanque de combustible de un vehículo de lanzamiento encontrado en Texas en enero de 1997
Tanque de combustible de un vehículo de lanzamiento encontrado en Texas en enero de 1997 | NASA

Sin embargo, la penetración en la atmósfera de cadáveres de satélites, partes de cohetes desprendidas en el viaje y otros desechos es un fenómeno relativamente común. Así, se estima que cada año recibimos la visita de alrededor de 80 toneladas, la mayoría de las cuales, sin embargo, no llegan a alcanzar la superficie terrestre debido a la degradación que sufren antes. Básicamente, se incendian y desintegran.

Al arder, estas piezas de ‘hardware’ liberan partículas de aluminio y otros materiales como el tungsteno, cuyos efectos en la química de la atmósfera se desconocen. Pero se estima que, incluso en pequeñas cantidades, algunos de esos elementos podrían alterarla de forma importante.

Cuando un equipo de la NASA, dirigido por el científico especializado en astromateriales Michael Zolensky, detectó un pico de concentración de grandes partículas sólidas en la estratosfera entre 1976 y 1984, pensó que se trataba de restos de asteroides y cometas. Sin embargo, al analizar muestras, encontró residuos de los motores de cohetes, pinturas provenientes de naves en órbita y partículas de aluminio de aparatos electrónicos.

Si bien tanto elComité para Usos Pacíficos del Espacio Exterior de la ONU como las diferentes agencias espaciales y el Comité de Coordinación Interagencia para la Basura Espacial disponen desde hace décadas de guías para minimizar la generación de desechos, el nuevo informe de la ONU servirá de impulso a nuevos trabajos que permitan evaluar el impacto de las emisiones y de los desechos electrónicos en la atmósfera y tomar medidas al respecto, si es necesario.

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