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APUNTAN QUE LA CELIAQUÍA PUEDE TENER ORÍGEN VÍRICO

Un estudio abre una vía para desarrollar una vacuna que evitaría ser celíaco

Un equipo internacional de investigadores ha mostrado que la infección de un tipo de virus común puede ser uno de los desencadenantes de la celiaquía, lo que abre una posibilidad para desarrollar una vacuna en el futuro.

En busca de la vacuna

En busca de la vacunaEFE / Bernd Wuestneck

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Un estudio publicado en la revista 'Science' demuestra que cierto tipo de virus comunes pueden inducir al sistema inmunitario a reaccionar de forma exagerada ante el gluten, lo que terminaría por desencadenar la enfermedad celíaca. Este descubrimiento abre una nueva vía para la lucha contra las enfermedades autoinmunes y las sensibilidades alimentarias a través del control de infecciones virales comunes que hasta ahora se consideraban irrelevantes.

Durante los últimos años se ha popularizado la idea de que los alimentos que contienen gluten pueden sentarnos mal y abundan las dietas y los productos libres de este compuesto. Sin embargo, esta afirmación carece de base científica, ya que el gluten no es perjudicial salvo en el caso poco común de que tengamos la enfermedad celíaca, conocida como celiaquía.

Esta enfermedad, que afecta aproximadamente al 1% de la población, es debida a un proceso autoinmune en el que el cuerpo produce una respuesta inmunitaria anormal ante la presencia del gluten. De esta forma, cuando un celíaco ingiere algún alimento con este compuesto su cuerpo comienza a generar anticuerpos que pueden atacar cualquier tejido, especialmente el intestino delgado.

Aunque se sabe que hay individuos que tienen predisposición genética a ser intolerantes al gluten, realmente sólo entre un 3% y un 4% de los individuos genéticamente predispuestos que ingieren gluten terminarán desarrollando la enfermedad, aunque se desconocen las causas.

Uno de los mecanismos que se ha propuesto para explicar esta reacción autoinumne es que sea algún tipo de infección viral la que la inicie, pero hasta ahora apenas había pruebas experimentales que confirmasen esta conexión.

En este sentido, este nuevo estudio destaca que efectivamente existe dicha conexión. Según los investigadores, algunos virus pueden romper esta tolerancia, que es necesaria para prevenir que el cuerpo responda de forma agresiva ante aquellos compuestos inocuos que ingerimos con los alimentos.

La culpa, de los reovirus

El estudio se ha centrado en particular en los reovirus, una familia de virus que pueden afectar al sistema gastrointestinal y que infectan con frecuencia a los seres humanos, aunque por lo general la infección no causa ningún tipo de síntoma.

Usando dos cepas diferentes de reovirus, los investigadores mostraron cómo las diferencias genéticas entre los virus pueden cambiar la forma en la que éstos interactúan con el sistema inmunológico en ratones.

Pan
Pan | Imagen libre

Además, el estudio también encontró que los pacientes con celiaquía tenían niveles mucho más altos de anticuerpos contra reovirus que aquellos sin la enfermedad, y que también tenían una mayor predisposición genética a la intolerancia al gluten.

Con todos estos datos, el estudio sugiere que la infección provocada por un reovirus podría ser “un evento clave de inicio para el desarrollo de la enfermedad”, ya que los niños habitualmente comienzan a alimentarse con papillas con gluten antes de cumplir un año de edad, una etapa de la vida en la que nuestro sistema inmune es aún inmaduro y somos más susceptibles a las infecciones virales.

De esta forma, cuando se da el caso de un niño con una predisposición genética a la intolerancia al gluten, la combinación de una infección reovirus intestinal con la primera exposición al gluten podría crear las condiciones adecuadas para el desarrollo de la enfermedad.

Según los autores el estudio, esto demuestra que un virus que no provoca ningún síntoma apreciable puede terminar resultando prejudicial, afectando al sistema inmunológico y dejando abierta la posibilidad a que se genere un trastorno autoinmune.

Además, este descubrimiento también abre la puerta al desarrollo de vacunas que puedan prevenir la celiaquía, atacando directamente a los virus responsables de generar el escenario adecuado para la aparición de futuras enfermedades.

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