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NO ERES TÚ, SON TUS MÚSCULOS

Este estudio explica por qué se nos da mejor silbar que cantar

Nuestro control sobre los músculos de la laringe está menos desarrollado que el control sobre nuestros labios y nuestra lengua, por lo que producir silbidos nos resulta más fácil que emitir sonidos melodiosos con la voz.

Los investigadores han observado que silbamos de forma más precisa una melodía que cuando intentamos cantarla

Los investigadores han observado que silbamos de forma más precisa una melodía que cuando intentamos cantarla Visual Hunt

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Si de vez en cuando te da por silbar alguna de tus canciones favoritas pero cantar no es lo tuyo, has de saber que en realidad es lo habitual. En general, los humanos no somos buenos cantantes, si bien hay grandes diferencias entre unos y otros: hay quien sí tienen un don especial para la música. Sin embargo, silbar se nos da mucho mejor.

Un grupo de investigadores de la Universidad de Maastricht (Países Bajos) y del Bloorview Research Institute de Canadá se han preguntado por qué incluso a las estrellas de ópera les cuesta igualar la precisión de los instrumentos musicales con su voz y han analizado además por qué producir silbidos es más fácil que cantar.

Para ello, realizaron un experimento con 34 voluntarios, algunos que creían tener dotes para la canción y otros que reconocían no tenerlas. Todos tenían que cantar una serie de melodías creadas por ordenador además de entonar una escala de notas. Posteriormente, debían repetir el experimento silbando si tenían esa habilidad.

En todos los casos, las imitaciones cantadas fueron menos precisas que las imitaciones silbadas. Ahora bien, los resultados también demostraron que aquellos que cantaban mejor también silbaban con más precisión.

Los investigadores creen que estos resultados indican que tenemos un menor grado de control sobre los músculos de la laringe gracias a los que cantamos. Sin embargo, controlamos mucho mejor nuestros labios y nuestra lengua, por lo que silbar bien nos resulta más fácil.

La causa, según explican en su estudio, publicado en ‘Royal Society Open Science’, es que el desarrollo evolutivo de nuestro control neuromotor sobre los músculos de la laringe ha sido más reciente que el de la boca: la evolución no ha ajustado nuestro sistema vocal-motor en la misma medida que otros sistemas neuromusculares.

Por ello, es probable que nuestros antiguos antepasados silbaran, al igual que nuestros parientes los monos. Ahora bien, aunque nosotros sí sepamos cantar, lo de hacerlo bien ya es otra cosa.

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