TecnoXplora» CienciaXplora» Divulgación

¡NI SE TE OCURRA SENTARTE!

Cuánto tarda un coche aparcado al sol en convertirse en un horno (literalmente)

En verano es habitual que, después de haber aparcado el coche a pleno sol durante varias horas, ni conductor ni pasajeros puedan siquiera rozar los asientos a riesgo de quemarse sus preciadas posaderas. El intenso calor, junto con la ausencia de ventilación, hacen que el interior del vehículo se convierta en un horno y cualquiera de sus piezas en auténticas resistencias.

Coche expuesto al sol y al calor

Coche expuesto al sol y al calor chispita_666 I Flickr

Publicidad

En casos extremos, esta situación puede llegar a tener graves consecuencias para los desafortunados que permanezcan dentro del automóvil. Muchas veces son los niños los más afectados, especialmente sensibles al excesivo calor. En Estados Unidos, una media de 37 pequeños mueren cada año en el interior de coches debido a estas circunstancias.

Pero, ¿cuánto tiempo debe pasar para que el vehículo alcance una temperatura realmente desorbitada? Según indicaun reciente estudio, en un día con temperaturas medias de 35°C, el interior de un coche cerrado y aparcado al sol puede alcanzar un promedio de 47°C en una hora, dependiendo del tipo de automóvil.

Los mandos se calientan todavía más. De media, el volante puede caldearse hasta los 53°C y los asientos hasta los 51°C, de acuerdo a los cálculos que llevaron a cabo los autores del trabajo y cuyos resultados aparecen recogidos en la publicación académica ‘Temperature’.

La cosa mejora bastante si el conductor ha aparcado a la sombra pero, aún así, el calor sigue haciendo de las suyas. En una hora, el interior del vehículo alcanza una media de 38°C, el volante alrededor de 48°C y los asientos en torno a los 41°C.

Esquema elaborado por los investigadores (temperaturas en grados Fahrenheit)
Esquema elaborado por los investigadores (temperaturas en grados Fahrenheit) | Safwat Saleem/ASU

En sus ensayos, los científicos utilizaron seis vehículos diferentes: dos berlinas, dos coches y dos furgonetas, todos ellos de color plata. Durante tres calurosos días veraniegos, los aparcaron en diferentes localizaciones de la ciudad de Tempe (Arizona) durante periodos de tiempo variables para medir los cambios de temperatura y humedad que se daban en su interior.

El peligro de permanecer en el coche

“Todos hemos vuelto a nuestro coche en un día sofocante y hemos sido incapaces de tocar el volante”, ha indicado Nancy Selover, coautora del estudio e investigadora de la Universidad Estatal de Arizona (Estados Unidos). El verdadero problema es que alguien permanezca dentro mientras aumentan las temperaturas.

“Cuando introduces a una persona en un vehículo muy caliente, esta exhala humedad al aire. Debido a esta humedad, no puede reducir su temperatura corporal con el sudor porque este no se evapora tan rápidamente”, ha explicado Selover. Junto con sus colegas, esta experta en climatología analiza en el estudio las consecuencias que esta situación puede tener en el cuerpo humano, que dependen de factores como la edad, la existencia de problemas de salud o la ropa.

Los investigadores se han centrado en el caso de los niños. Aunque es difícil predecir exactamente los efectos y cuándo se producen, someter a su joven organismo a temperaturas cercanas a 40°C durante un largo periodo de tiempo puede provocarles daños internos a causa de la hipertermia, mientras que por encima de esta cifra pueden llegar a sufrir golpe de calor.

Según un modelo desarrollado por estos expertos, un pequeño de dos años sentado en el asiento de un coche aparcado en un día caluroso alcanzaría ese límite crítico en tan solo una hora, si el vehículo se encuentra al sol, y en dos horas si está a la sombra.

Uno de los principales objetivos del trabajo es precisamente alertar sobre este tipo de situaciones en que los niños quedan, casi siempre por el descuido de sus progenitores, a merced de las altas temperaturas en el interior de los vehículos.

“Esperamos que nuestros hallazgos sirvan para concienciar y prevenir los golpes de calor pediátricos en los coches y promuevan la adopción de tecnología que alerte a los padres de que han olvidado a sus hijos”, concluye Jennifer Vanos, líder de la investigación.

Publicidad