La de Refugiados fue una invasión literal, se rodó en el municipio madrileño de La Hiruela y sus calles fueron tomadas de la noche a la mañana por cientos de figurantes. Un hombre nos explica que hubo personas "que salieron en paños menores y otras en pelotilla viva".

Los Refugiados de la serie llegaban del futuro y lo hacían desnudos. Una mujer explica que se le iba la vista y que "había un hombre muy gordito, con mucha carne". Ramón Campos, productor ejecutivo de Refugiados dice que "no son modelos, es gente normal y se quería que fuese así para que la historia fuera verosímil".

En la serie los vecinos se reúnen para decidir si acogen a los refugiados y lo mismo ocurrió en la vida real, los habitantes votaron si aceptaban el rodaje. El alcalde de La Hiruela, Ignacio Merino, ha declarado que convocaron "una asamblea para debatir la cuestión y la mayoría de los vecinos estuvo a favor". Al final, casi todo el pueblo se involucró. Algunos trabajaron en tareas de limpieza o de seguridad. 

A Elvira le tocó hacer horas extra en su supermercado, le tocó simular que se quedaba sin comida y vació la tienda. Relata que fue "una locura" porque tras el rodaje tenían que abrir. Muchos acabaron encantados y de momento, el pueblo se vuelve a trasladar a la ficción.