Barrera se pone en la piel de una mujer cercana a los cuarenta, que acude a citas a ciegas permanentemente, tiene varios perfiles en redes sociales y sale por las noches con la ilusión de encontrar el amor, pero nada, no conoce a nadie que esté a la altura. 

“Tampoco pido tanto... Solo busco a un hombre que sea muy hombre, pero además muy sensible. Sexual, pero que no esté obsesionado con el sexo. Cariñoso, no pesado. Divertido, pero no graciosillo. Guapo, pero que no te haga sentir fea. 

Atento, no agobiante. Independiente, no indiferente. Carismático, pero humilde. Que sepa informática como para arreglarme el ordenador, pero que no esté todo el tiempo metido en Internet. Ligero, no superficial. Profundo, pero no intenso. Perfecto, pero humano... “ ¿Cómo explicarle que ese hombre no existe?