También de parte de su padre ha aprendido a tener mala leche y saberse quejarse de las cosas, y entonces se olvida de lo que es la discreción. Bruno comienza una nueva vida cuando su madre marcha en Roma por trabajo, y él se tiene que quedar a vivir con el padre (estaban separados).

La relación con el padre es distante y complicada. Bruno tiene buen rollo con todo el mundo, pero especialmente con Tania. Son inseparables y se tienen mucha confianza. Cuando está con ella, siempre se siente libre y no tiene que fingir nada; es exactamente una vía de escape para el Bruno.