Y es que, la aparición de un cadáver que desprende un extraño olor a sulfuro, con varias costillas rotas y sin corazón, parece indicar que el posible autor del crimen sea un Chupacabras, una criatura del tamaño de un oso que tiene púas y unos enormes colmillos. El problema es que nunca nadie ha sido capaz de identificar ni constatar la existencia de esta bestia. En el plano personal, Vincent Nigel Murray confiesa su adicción al alcohol e intenta hacer las paces con todos los miembros del equipo.