A finales de 2006 Antonio Gómez Ortega era despedido de su sucursal. Trataba de ponerse en contacto con Miguel Blesa, pero sin demasiado éxito. "Su secretaria me dijo que le escribiera un mail, ella no sabía para qué era pero hoy veo que sí lo sabía y él no quiso contestarme".

Antonio Gómez estaba vendiendo las preferentes tal y como le habían indicado cuando descubrió que ese producto era una estafa. La gente comenzó a pedir el dinero e incluso llegaron amenazas a este director de sucursal y a su familia. "Un día vi la navaja de uno de mis clientes, un cliente que había metido 300.000 euros".

Cuando este exdirector de sucursales en Linares trató de ayudar a sus clientes para devolverles 500 ó 600 euros, el director de zona le dijo que lo devolviera de su bolsillo. "Con ese cliente sí que puse dinero de mi bolsillo por hacer justicia y por quitar un problema".

Sobre la gestión de Blesa, Gómez Ortega considera que su antiguo presidente "no lo hizo demasiado bien". "Sobre la posible inhabilitación de Elpidio Silva creo que no tengo que opinar pero me parece demasiado fuerte que a la Justicia que está investigando no se le deje investigar".

"Mi satisfacción principal en estos momentos es que España se entere de mi caso en concreto, dado que yo tuve un castigo social muy importante. Es injusto pero lo comprendo. Cuando oímos que han echado a un director de sucursal pensamos que ha robado. Yo callé y estuve 7 años callado, pero por la torpeza de Blesa que ha guardado un email durante 7 años y ahora se lo han cogido me ha dado la oportunidad de explicarme", explica este exdirector de sucursal de Caja Madrid.

Sobre la última declaración de Blesa en los juzgados y los posteriores improperios que recibió, Antonio Gómez Ortega sentencia: "Blesa no puede salir a la calle y yo salgo con la cabeza muy algo".