laSexta Columna ha viajado a Hungría. El país que intenta bloquear el tránsito de los refugiados. En la estación de tren de Budapest, miles de sirios intentan cada día montarse en un tren que les lleve hasta Alemania.

Han recorrido miles de kilómetros. Las huellas están en sus rostros y en sus móviles. El móvil es la herramienta de las migraciones del siglo XXI. Y no sólo porque los sirios lo utilicen para hacerse selfies.

Es un bien de primera necesidad que marca la ruta migratoria. Por eso, después del agua, la comida y las mantas, un lugar donde cargar el móvil se convierte en un tesoro. Una necesidad que ha cambiado incluso la forma de trabajar de las organizaciones humanitarias.

En Siria, por cada 100 habitantes hay 87 móviles. En Eritrea, otro de los países de los que más habitantes está huyendo, la proporción es de 7 por cada 100 habitantes. Es un detalle más que ayuda a comprender quiénes son los refugiados sirios: clase media.

Y si los sirios que emigran son de clase media, ¿por qué prefieren pagar unos 1.000 euros a un traficante de personas que la mitad por un billete de avión a Europa? Porque no pueden.

Para volar tienes que ser refugiado y para pedir asilo tienes que estar en suelo europeo. Así que los sirios que huyen tienen que tomar una decisión: quedarse en casa o arriesgar su vida para pisar Europa.

El resultado más cruel se está viendo en las idílicas aguas del Mediterráneo. Este año más de 2.500 personas han muerto ahogadas intentando cruzar a Europa.