Miguel Castillejo es presidente de la cordobesa Caja Sur, la única caja de la Iglesia, desde 1979. Los fastos a su persona los paga la caja que gobierna desde 1979. Autobuses en los que han venido obligados los trabajadores de la entidad y el convite en el que se servirá la comida favorita de monseñor Castillejo: los langostinos. Por eso la gente lo conoce popularmente como Fray Langostino

Fray Langostino mandaba en la caja de la Iglesia de una manera muy particular. Él decidía personalmente a quién se le concedían préstamos y con qué interés. Herminio Trigo lo sabe bien. Cuando era alcalde de Córdoba, le pidió un crédito para asfaltar las calles de la ciudad. El jefe de Caja Sur le dijo que sí, pero con algo a cambio.

El cura que creía en Dios y lo divino, creía también en algo más terrenal: el ladrillo

El cura que creía en Dios y lo divino, creía también en algo más terrenal: el ladrillo. Y en Córdoba el mesías de la burbuja inmobiliaria se llama Rafael Gómez, Sandokán. Empezó como cabrero, luego se metió a joyero, y de ahí a presidente de club de fútbol de la ciudad.  Pero su coronamiento llegó cuando fue nombrado concejal.  Acabó imputado en el caso Malaya.

Fray Langostino y Sandokán no sólo compartían retratista. El presidente de Caja Sur se alía con el empresario para formar la compañía Arenal Sur 21. Según el Banco de España, le presta 400 millones de euros.

Con el dinero de la caja, llenan la costa andaluza de ladrillo. Cuando estalla la burbuja, le pilla de lleno a la entidad de la Iglesia. Caja Sur y sus socios tienen 1.700 millones de euros invertidos en ladrillo.

Hubo un miembro de la Iglesia que alzó la voz contra Fray Langostino. El exobispo de Córdoba Javier Martínez. A Martínez no le gustan las maneras de Castillejo, su subalterno. Incluso publica una nota de prensa criticándolo: El obispo pide una 'justificación' de la presencia de los sacerdotes en la caja. Y que el dinero se dedique a los 'fines propios de la Iglesia'.

Hubo un miembro de la Iglesia que alzó la voz contra Fray Langostino

4 meses después de esta crítica pública, su autor, el obispo de Córdoba, es cambiado de destino. Le ascienden a arzobispo, sí, pero en Granada, lejos de los dominios de Castillejo en Córdoba.

En 2003 el Gobierno regional quiere controlar Caja Sur para hacer una gran caja andaluza. Pero Fray Langostino no quiere ceder poder y busca ayuda en el Gobierno central, entonces en manos del PP. Rodrigo Rato, ministro de Economía, cambia la ley para que a Caja Sur sólo la supervise el Estado.

Castillejo se jubila en 2005. Pero antes de irse pasa el cepillo: se lleva con una pensión de más de 200.000 euros al año. La cobrará hasta su muerte. Y después, se la pagará a sus hermanas. Hasta que fallezca la última. Tiene cuatro.

Sanear las pérdidas de Caja Sur nos costó 1185 millones. Al final la BBK se la quedó por un euro y asumiendo 974 millones de pérdidas. Pero no hay ningún imputado por la ruina de Caja Sur. No se está investigando judicialmente a nadie por su gestión.