Europa muestra un mapa fragmentado en cuanto a la legalización del ejercicio médico de la eutanasia y el suicidio asistido, si bien en la mayoría de países que conforman el continente registran una respuesta ambigua en su legislación sobre dicha práctica.

El dato más llamativo del interactivo lo presenta Holanda, pues fue el primer país del mundo en legalizar la eutanasia como práctica médica. En esta línea solo dos países aprueban en su legislación la realización de la misma: Bélgica y Luxemburgo.

En contraposición, es Polonia el único de los países europeos que, en términos legales, rechaza rotundamente la aplicación de la eutanasia en pacientes.

La controversia de la aplicación de la eutanasia a escala europea aparece al estudiar los contextos legislativos en los que se deduce o no su implementación. En este caso, Alemania prohíbe el suicidio asistido organizado, si bien deja a decisión del médico el análisis de los casos en los que los pacientes pudieran solicitarla.

Un proceso similar expone la legislación italiana, donde la eutanasia está prohibida, si bien se ha efectuado de forma pasiva en casos muy concretos, atendiendo a resoluciones judiciales exclusivas sobre determinados casos.

De igual forma, la ambigüedad en el uso médico de la eutanasia también se extiende a otras regiones europeas como Portugal, Suiza o la misma España, donde, pese a la prohibición de la práctica, si se tolera eliminar la asistencia o alimentación superficial que ayuden a mantener con vida a un paciente.

Estos son los testimonios de personas que piden la eutanasia: