Renate Paulat, secretaria jubilada y Hans W. Löckmann, ingeniero jubilado contrataron planes de pensiones privados porque se hicieron autónomos. Ganaron mucho dinero durante sus años de trabajo pero ahora no llegan a fin de mes, y a pesar de terminarse su vida laboral, tienen que seguir trabajando para poder sobrevivir.

Cobran una pensión pública de entre 600 y 800 euros mensuales, que lo complementan con un plan de pensiones privado. “No se puede vivir sólo con la pensión. Además hay que ganar dinero”, comenta  Renate, quien ahora es asistenta, mientras Hans hace traducciones.

Son los llamados ’minijobs’, un negocio que “raya la explotación” y al que se ven obligados a acudir el 5% de los jubilados alemanes. "Os espera un futuro que a vuestra edad no os podéis ni imaginar”, advierte la mujer.