Desde el 1 de enero de 2013 el agua del pantano de Sau está gestionada por una empresa privada. La Generalitat decidió privatizar la empresa pública Aigües Ter-Llobregat porque “daba dinero”, asegura Jaume Solá, expresidente Aigües Ter-Llobregat.

“Siempre daba beneficios”. Acabó siendo privatizada porque “se sacaron de la manga” que había una deuda de 700 millones de euros, que en realidad existía por unas obras en las que invirtieron y que se pagarían subiendo las tarifas. Sin embargo, estas no se subieron porque el político tenía miedo a que el ciudadano se cabreara de cara a las siguientes elecciones y la deuda se acumuló hasta que decidió que no era rentable y la vendió.

Jaume cree que había políticos interesados en que la empresa pública se privatizara porque “estaba muy bien gestionada, era rentable, había planificación urbanística, era un instrumento de creación de riqueza”.

"La perversión de estas privatizaciones garantizan el beneficio"

No había necesidad de privatizarla, “es pura patraña”. La Generalitat ha obtenido 300 millones de euros y se han quedado la deuda. “Ha hecho un mal negocio para los ciudadanos. Es pan para este momento y hambre para dentro de un momento”, comenta.

Esta venta va a costar a los ciudadanos porque “tienen garantizados sus beneficios. La perversión de estas privatizaciones garantizan el beneficio”.  Hace cuatro meses, aumentaron un 60% las tarifas del agua de Aigües Ter-Llobregat como un regalito para la empresa privada. “En estos tiempos de crisis todo valen y abusan”.