El trabajo del teleoperador es “una ratonera”, comenta Iván Alonso. Trabajan durante ocho horas y tienen un tiempo determinado para atender a un cliente, para poder cobrar incentivo en nómina. “Cuantas más llamadas cojas, más cobras”, asegura Mercedes Galán, ex teleoperadora. Cobran unos 1.000 euros sin incentivos.

Se sienten presionados porque “Si no vendes te voy a echar”, comenta Marian Calero sobre lo que le dicen sus superiores.

Hay un protocolo para hablar con el cliente y palabras tabú como ‘gratis’ o ‘caro’. Aseguran que no engañan, omiten información. Si no preguntan, los consumidores “pueden reclamar entre comillas”, declara Marian.

En cuanto a darse de baja en un servicio, aseguran que es utópico. “El llamar a atención al cliente para darte de baja y que te den, es un milagro”, comenta Mercedes, un trámite igual de fácil que dar de alta pero que alargan.

Las grabaciones que se hacen por teléfono cuando contratas un servicio, las empresas no la dan fácilmente y hay veces “que ni existe”, comenta Iván.  Y es que, “los derechos de los clientes no se respetan”, explica el teleoperador.

Movistar es la empresas que más “Abusos ha cometido porque es la que más clientes tiene”, comenta Marian.