Zaida Cantera narra lo que ocurrió tras la condena de Lezcano-Mújica. Continuó su vida militar en Sevilla, donde acababa de llegar un nuevo coronel, Roberto Villanueva Barrios. A la mañana siguiente a que se dictara la sentencia, apareció la noticia en la prensa y un teniente coronel hizo presentarse a la capitán en su despacho para "echarle la bronca": "Me enseña la portada, me gira el ordenador y, de malas maneras, me dice: 'que sepas que tienes prohibido por orden del coronel salir de uniforme, hablar con la prensa y mucho menos mencionar el nombre del coronel de la base'".

Con el tiempo, Zaida descubrió que los superiores que tantos obstáculos le estaban poniendo en Sevilla eran de la misma promoción que el teniente Lezcano-Mújica. Desgraciadamente, a su padre le detectan un tumor de próstata y la capitán cantera pide a sus supervisores poder ir al hospital a acompañarle en la operación. Según ella, le piden "algo que justifique que está gravemente enfermo" o no le dejarían ir.

Zaida cuenta que, en otra ocasión, uno de sus superiores le espetó: "No todo en el Ejército es legalidad, como tú has pretendido hacer con mi compañero". La capitán afirma haber puesto este hecho en conocimiento del ministro de Defensa y del jefer del Estado Mayor del Ejército. El político le contestó diciendo que si todo esto era cierto, debía denunciarlo. Por su parte, el jefe del Estado Mayor afirmaba haber abierto una investigación en la que no se había detectado ninguna falta grave o delito.