La refinería de Petronor en Muskiz se empezó a construir en el año 68. En época de Franco, “es él mismo el que firma la autorización para instalar una refinería aquí. La inauguró el rey e Hirohito, el emperador Hirohito”, explica Sara Ibáñez, médico de familia, delante de la refinería de Petronor en Muskiz. En estos momentos son tres refinerías y una planta de coque. La última ampliación la inauguró el Príncipe hace un año.

Sara es vecina de Muskiz y además es médico. La doctora asegura que la población de esa zona puede tener problemas por vivir cerca de la refinería porque “todo lo que echa la refinería es muy peligroso”. Y es que “suelta toda clase de productos que está demostrado que son cancerígenos, como el benceno, el tolueno, el sileno, los hidrocarburos... Todos son cancerígenos”.

"Hay una fuente muy fiable que es la mortalidad"

No está demostrado que en esa zona haya más casos de cáncer que en otras zonas, “pero sí que hay una fuente muy fiable, que es la mortalidad. Tenemos un exceso de mortalidad con respecto a la media de los datos de la comunidad autónoma vasca. En torno a un 15% por encima. En casos concretos, pues cáncer de pulmón en hombres, estamos ya en un rango de un 25% más”, asevera.

Sin embargo, no hay nadie que haya demostrado la relación causa-efecto. Es decir, que el hecho de que haya aquí una refinería sea la causante de ese aumento de muertes. “Para eso habría que haber hecho estudios serios, habría que haber hecho un estudio epidemiológico, habría que haber hecho muestras de los vecino, lo mismo que se les hace muestras a los trabajadores de hidrocarburos en orina, habría que haber hecho un trabajo; y ese trabajo de estudio y de ver el riesgo que para nosotros está suponiendo, no se ha hecho”, comenta.

A pesar de ello, “actualmente, la Dirección de Salud Pública de Vizcaya parece que está haciendo un estudio de valoración de riesgos. Y parece que también se está haciendo un estudio de ver las anomalías fetales, que hasta ahora no había un estudio”, comenta.

Sara Ibáñez cuenta una anécdota de cómo no se puede demostrar la relación causa-efecto. “Es de reír por no llorar. Resulta que olía fatal y la gente empezó a llamar por teléfono. Viene un policía a mirar, viene otro, pues huele, pues no huele;  porque aquí al final los estudios son "me huele o no me huele";  si el policía tiene sinusitis, pues no huele.  Entonces al final hubo alguno que dijo que sí, que huele muy mal”, comenta.

“Llaman a Petronor y alguien, no sé quién, alguien de seguridad o alguien de Petronor que no sabemos quién es, dijo: ‘Bah, es que eso debe ser un barco cargado de verdeles  que se ha hundido en las costas de Asturias’.  Los verdeles de Asturias hundidos en el fondo del mar eran la causa del color que había aquí”. La médica explica que “realmente era un olor a podrido, que se suele asociar a SH2, a azufre”.