Esperanza Aguirre admite que sabía "lo de Blesa", pero matiza: "No sabía que hubiera cometido ninguna ilegalidad. Lo que sí sabia es que Caja Madrid, como todas las cajas de ahorros, estaba poniendo unas retribuciones muy altas a sus ejecutivos". Para la expresidenta, el problema reside en que "la Ley equiparó a unas instituciones beneméritas y las convirtio en bancos", razón por la cual los altos cargos de las cajas "siempre alegaban que los banqueros ganaban más".

"Sabía que Caja Madrid estaba poniendo unas retribuciones muy altas a sus ejecutivos"

Por otra parte, la líder del Partido Popular de Madrid se defiende diciendo que "la tutela de la Caja de Madrid correspondía a la Comunidad en una parte muy pequeña. Era el banco de España el que tenía que vigilar a la Caja de Madrid". También niega que Mercedes Rojo, la consejera de la entidad nombrada por ella misma para el cargo, hubiera sido antes su secretaria personal. Explica que Aguirre "tenía que nombrar a un persona suficientemente formada" y que por eso la eligió a ella, a pesar de que la propia Mercedes Rojo asegurase que "no tenía ni idea de banca".

En ese sentido, la expresidenta se muestra indignada y afirma que le parece "muy mal todo lo que las cajas hicieron a partir de un determinado momento". Aguirre añade que "siempre hay corruptos, ladrones, asesinos... Lo importante es qué se hace cuando se les descubre". En su defensa, la política recuerda que ha estado "treinta años en política" y que ha nombrado "a más de 400 altos cargos", aunque admite que "han salido rana dos. Al que no le hayan salido nadie rana, que lo diga".